👑Capítulo XX👑

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Nos encontrábamos observando el paisaje frente a nosotros, admirando la forma en la que la brisa nocturna hacía danzar la copa de los árboles y escuchando el cántico de los animales. Desde allí se respiraba una paz envidiable, como si a las afueras de aquellas tierras no existieran enemigos que deseaban atacarnos.

Malek estaba a mis espaldas, permitiendo que mi cabeza descansara sobre su pecho mientras él me rodeaba con sus brazos. Su malestar se había esfumado casi por completo, pero no fue algo que sucedió rápidamente. Tuve que calmarlo por bastante tiempo antes de que suspirara ruidosamente e intentara olvidar el asunto de la hija del duque.

En esos momentos el rey de Britmongh se veía relajado mientras admiraba su reino con orgullo.

— Oh, casi lo olvido... — Murmuré, deshaciéndome del cómodo silencio que nos había estado rodeando.

— ¿Qué sucede? — Preguntó.

Lentamente me di la vuelta para poder verlo a los ojos y cuando eso sucedió, Malek dio un paso al frente. Mi cuerpo se encontraba atrapado entre el vano y su cuerpo y aunque traté de recuperar un poco de mi espacio personal, volví a perderlo cuando él se inclinó hacia adelante.

Su repentina cercanía me ponía nerviosa, sobre todo si me observaba como lo estaba haciendo en esos momentos. Su mirada seguía estando oscurecida, pero no tanto como antes y en sus labios había una pequeña sonrisa ladeada que me causaba escalofríos.

Me sentía como una presa que estaba a punto de ser devorada.

— Usted no me dijo que a la reunión asistirían tantas personas, me puso una trampa. — Al escuchar mis palabras y entender cuál era mi punto, su sonrisa comenzó a extenderse con lentitud.

Sus hombros se sacudieron un poco al igual que lo hizo su pecho, pero con el pasar del tiempo sus movimientos se tornaron más seguidos y rápidos. Lo que comenzó siendo una sonrisa burlona terminó por ser una gran y descontrolada carcajada.

Había extrañado mucho esa risa melodiosa que lograba confortar mi corazón. Sus carcajadas se habían vuelto mi sonido favorito.

— Para colmo, Arthur era el que hablaba, pero yo era quien lo representaba. ¡Yo! — Chillé. — No sabe lo asustada que estaba en esos momentos. Trataba de verme calmada y de ser educada para no dañar su reputación, pero me temblaban las piernas. — Mis palabras fueron combustible para su ataque de risa.

Respirar correctamente parecía un lujo en esos momentos, Malek intentaba tomar aire y dejar de reír, pero le era imposible, tanto que abrazaba su estómago. A pesar de la tenue luz que nos brindaba la luna, era capaz de ver sus rojas mejillas con completa nitidez.

Aquella imagen era todo un espectáculo.

— Debió verse hermosa. — Dijo con la respiración agitada. — Oh, Beth... Me arrepiento de no haber estado a su lado para verla.

— ¿Se burla de mis desgracias? — Bufé. — Por supuesto que me vi hermosa, puede preguntarle a los hombres que estuvieron allí. — Murmuré con toda la maldad que había en mí.

Mis palabras tuvieron el efecto deseado al instante. En un solo pestañear desapareció el brillo que tenía su mirada y la sonrisa que adornaba su rostro y en su lugar apareció aquella expresión seria que tenía cuando trataba con temas de su pueblo.

— ¿Cree que debería preguntar? — En sus labios se formó una mueca de desagrado bastante graciosa. — ¿Puedo saber quiénes son los hombres de los que habla?

— Mm... Déjeme ver si puedo recordar alguno de sus nombres. — Mordí la cara interna de mis mejillas cuando lo vi apretar los labios. — Es que eran tantos...

Destino Medieval© EE #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora