Había pasado tanto tiempo que desconocía la cantidad exacta de meses que llevaba estando en el medievo. Podían haber sido tres, cinco, diez meses o incluso muchos más, pero la realidad era que no tenía forma de averiguarlo. Si bien el día de mi llegada las mujeres me habían dado la supuesta fecha en la que nos encontrábamos, no sabía si aquella información era verídica.
Después de haber hablado y arreglado nuestros asuntos, la relación y comunicación con Malek se había fortalecido. Hablábamos de todo y a la mismo tiempo de nada, nos contábamos sobre nuestras vidas antes de conocernos, lo que deseábamos hacer en un futuro y cuando ya pasábamos por todos esos temas soltábamos cualquier trivialidad que se nos ocurría.
Estar a su lado me hacía sentir segura y libre porque no tenía que fingir ser alguien más. Lo mismo sucedía con él, desde que estábamos juntos se dejaba ver como realmente era, un hombre bastante relajado. De hecho, aquel rey se encontraba tan tranquilo que había comenzado a mostrar un poco de amabilidad con el resto de personas que se encontraban en su entorno, sonreía con más frecuencia y su buen humor era contagioso.
Cuando Malek tenía tiempo libre salíamos a dar un paseo por el pueblo o cabalgábamos durante horas. En esos momentos dejaba de ser un hombre con demasiadas responsabilidades sobre sus hombros y se convertía en un chico joven como cualquier otro, uno que se divertía como si el futuro de todo un pueblo no dependiera de sus decisiones.
— ¿Sabe? Si usted viajara a mis tiempos se abrumaría mucho. — Le dije mientras observaba las copas de los árboles del bosque. — Serían demasiadas cosas que ver en un solo momento.
— ¿A qué se refiere? — Sonreí levemente.
En ocasiones me resultaba difícil apaciguar su sed del saber porque no tenía las respuestas a todas sus preguntas o porque deseaba conocer cosas que para mí eran tan comunes que jamás me las había cuestionado.
— Ya le he hablado de un par de cosas que tenemos en mi época, pero no es lo mismo escucharlo que verlo. — Lo observé de reojo.
— Me agradaría conocer todo lo que me ha dicho que hay en sus tiempos. — Aseguró. — Quisiera ver lo que sus ojos han visto.
— Sí, sería muy divertido. — Reí por lo bajo. — Aunque estoy segura de que perderá la cabeza cuando alguien no le hable con respeto.
— ¿Qué quiere decir? ¿En sus tiempos son salvajes? — Negué sonriente.
— No como usted piensa. — Giré la cabeza hacia él en el momento exacto en el que su ceño comenzó a fruncirse. — Cuando le digo que no le hablarán con respeto me refiero a que no lo tratará de usted, sino de tú. Le hablarán como si fuera uno más, no como un rey.
Sus ojos se abrieron con exageración y su cuerpo se echó hacia atrás como si mis palabras lo estuvieran empujando. Su expresión facial era tan graciosa que tuve que morderme la cara interna de las mejillas para no reírme frente a sus narices.
— Ustedes son...— Sus ojos me recorrieron de arriba a abajo como si buscara una palabra para describir lo que estaba pasando por su cabeza.
— Tranquilo. — Le di un par de palmadas en el brazo. — Sí utilizamos formalidades, solo que las reservamos para las personas con un cargo mayor o para aquellos que tienen más edad que nosotros, todo depende de la persona y la confianza que exista.
— No hay respeto en sus tierras. — Una pequeña risa se me escapó de entre los labios.
— Malek, los tiempos cambian. — Su cabeza se movió de un lado a otro en repetidas ocasiones. — Es mucho más cómodo hablar con alguien cuando se le habla de tú.
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Destino Medieval© EE #1
Fantasy💫Esta historia es completamente de mi autoría por lo que se prohíbe su copia o adaptación.💫 •Primer libro de la saga EE.• Ella nunca pensó que al entrar a la biblioteca comenzaría a vivir aquellas aventuras que durante años había leído. Él jamás c...