-Creo que extraño ese todo y a la vez nada que teníamos el y yo.
-Fanfic basado en la película Zapatos Rojos y los Siete enanos.
21/07/20
#116 en fiction.
#13 en blancanieves.
#472 en oc.
#5 en snowwhite.
#75 en merlin.
18/08/20
#1 blancanieves
#1 r...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 11
–Se comporta como si fuera un niño –murmuro entre dientes dirigiéndome con paso firme a la Avenida del Ganso Dorado, a donde seguramente fue Merlín.
Una tarea, solo una tarea nos dieron y no la cumplimos.
¡Pero es que si Merlín hubiera hecho caso! ¡No! ¡Si yo no lo hubiera dejado solo!
Cálmate Agnes, respira respira.
Ruedo los ojos y sigo con mi camino, tengo que asegurarme de que no vaya a hacer alguna tontería o no se de paso puedo ayudar y tal vez me encuentre a los chicos para ver como les fue.
⋯
Minutos después llego gracias a que un buen hombre y su hija se ofrecieron a llevarme en su carreta a mitad del camino, fue un paseo agradable y divertido, aunque conducía demasiado rápido y terminé algo merada.
Bajo con cuidado y me despido de ellos haciendo un ademán con la mano –¡Gracias chicos!
–¡No fue nada señorita Agnes, hasta luego!
Sonrío y me doy vuelta hacía la entrada.
Solo espero que sigan aquí o habré venido en vano.
Camino entre la gente mirando a todos lados e intentando no chocar con nadie buscándolos hasta que logro visualizar a Arthur y más adelante a Merlín, ambos tienen una mirada confundida.
–¡Hey Arthur! –grito llamando su atención.
–Otra que ha abandonado su puesto.
–Si si como sea –hago una mueca y me encojo de hombros.– ¿Dónde está...? ¡Eh Zapatos Rojos!
Exclamo al observarla salir de un callejón, camino hacía ella pero inmediatamente corre al observar detrás de mí. Miro en su dirección para saber que huye de lo que parecen ser dos guardias de gran tamaño. No lo pienso dos veces y corro lo más rápido que puedo hacía ella para alcanzarla y tomar su mano.
–¡Sujétense! –escucho la voz de Merlín a nuestras espaldas y siento como me jala del brazo para subirnos al gran conejo y escapar rápidamente.
–¡Eh te has olvidado de Arthur!
–¡Debemos perder a esos dos, él puede regresar solo!
Si debemos perderlos y aparte por que aún está algo molesto por el trabajo que Arthur le dió.
Después de otro agitado recorrido nos detenemos frente a un hermoso paisaje de flores color lila.
