13
El tema del beso, no lo mencionaremos más.
Desde el fin de semana juntas, no hablamos mucho, hasta el miércoles y como era costumbre ese día tendíamos tutoría. De camino a casa, tropecé y por poco caigo, pero los atentos brazos de Emma me tomaron para evitar que me lastime. Al reincorporarme, Emma dijo algo que después agarraría un significado valioso, "sin importar qué, te cuidaré". Al llegar a casa, proseguimos con la rutina que ya habíamos formado para los miércoles. Al cabo de dos horas, finalizamos con todo lo que teníamos por hacer.
—Eso es todo, desde que me ayudas con mate, todo ha mejorado—dije.
—Lo sé. —contestó con orgullo.
Seguí ordenando mis apuntes, cuando Emma se acercó a mí, tomó mi mano y depositó un pequeño cofrecito. Sin entender lo aferré, y confundida, le pregunté qué era aquello.
—Es un obsequio de mi parte, lo vi en una vitrina e inmediatamente pensé en ti.
—Gracias.
—No lo abras hasta que yo me vaya, dentro hay otro detalle, pero ese debes abrirlo cuando creas conveniente, no te apresures. —explicó.
—Entendido.
—Marie, no sé cómo hacerlo pero tengo algo que decirte.
—Claro, dime— hice un pequeño ademan para que se sentara cerca de mí.
El nerviosismo reinaba entra ella y yo. Era evidente que ninguna de las dos, estábamos preparadas para hablar de lo que sea que Emma quería.
—Antes de decirte lo que tengo en mente, prométeme que no te alejaras de mí. ¿Sí?
—Seguro, vamos, puedes decirme lo que quieras, confía en mí. — admito que no fui sincera, que no estaba lista para hablar, pero sentía mucha curiosidad.
— ¿Segura?— volvió a preguntar.
—Segura— no es cierto, no estaba segura.
Emma suspiró y jugando con sus pulgares, confesó:
—Marie, creo que me gustas.
Aquellas palabras pusieron mi mundo de cabeza. No, no, definitivamente no quería saber eso. No ahora. Era mucho, para mí. Mi cara reflejaba molestia y rabia. Rabia por no ser sincera con Emma. Mis sentimientos se volvieron como un huracán, que a su paso se llevaba toda la claridad que ponía tener. Mis emociones lidiaban una guerra interna en contra de la verdad. Todo lo que sentía cerca de Emma era un aprecio o amor de dos buenas amigas, o ¿era algo más fuerte? Se me hace difícil encontrar las palabras adecuadas para describir lo que sentía. Pensé en mi padre, y su reacción, si a su hija le gustara una niña. Me odiaría de por vida, y yo no puedo vivir sin mis padres, por eso en ese entonces, preferí odiar a quien me ama, para amar a quien no me acepta.
— ¿Qué es lo que dices?—pregunté en un tono serio y desafiante.
—Que me gustas, Marie. — Allí estaba de nuevo la mirada de cachorro suplicante que tanto me gustaba, pero juzgaría—.
— ¡Eso no puede ser!— exaltada me alejé de ella, dándole la espalda. — ¿Acaso estás loca?
—No, no, yo solo quiero...
— ¡Cállate! Fue suficiente.
—No seas grosera, por favor. — sentí como se acercaba a mí, de a poco. — Si no quieres tener nada que ver conmigo, lo entiendo. — Tocó mi hombro y yo rápidamente me esquivé de ella. — Podemos seguir siendo amigas, te puedo ayudar en matemáticas, estaré para ti, pero no me lastimes porque yo nunca lo haría. — prosiguió con su voz suplicante.
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AL FINAL DEL ARCOIRIS
RomancePara: Mi tesoro ¿Sabes cuál es tu mayor tesoro? ¿Alguna vez te lo has preguntado? Yo jamás había pensado en eso antes. Hasta que llegué a Capella, la ciudad que me entregó mi propio tesoro. De este regalo del destino, aprendí mucho. Comencé a enten...