18
No añores los días.
El tiempo pasó muy de prisa y en un abrir y cerrar de ojos, ya estábamos a un mes de culminar el año escolar. Emma se graduaría de la secundaria y yo estaba feliz de verla crecer. Para el evento de fin de curso, decidimos usar vestidos idénticos pero en diferentes colores. Emma usaría un vestido color rojo pastel y yo uno violeta. Fue ella quien eligió los colores, según Emma tenía un significado profundo, pero al preguntarle no quiso responder.
El último miércoles estando juntas, fue un día que duele cada vez que se lo recuerda. Estábamos yendo a casa de Emma para pasar la tarde allí pero todos nuestros planes desaparecieron al aproximarnos al lugar. Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, notamos un par de coches de policía estacionados frente a la villa. Al ver eso, nos apresuramos en llegar.
Elisa nos recibió con una cara que reflejaba lástima pura. Era evidente que estaba llorado. Cerca de la mujer, estaba un oficial de policía que intentaba darle ciertos detalles, pero ella estaba tan inmensa en su llanto que no lograba entablar conversación con el hombre.
Emma se apartó de mí y corrió al lado de su madre, y con nerviosismo preguntó que había sucedido.
-¿Qué pasó?
-La señora Cayetana, acaba de fallecer.-el hombre contestó a la pregunta-. Al parecer intentaba cruzar la calle y un conductor ebrio, la arrolló al otro lado de la acera. La señora no soportó el impacto y falleció de hecho.- pausó para dar su pésame.
Emma lloró mucho, a pesar que la señora fue cruel varias veces con ella, no dejaba de ser su abuela.
Lo que pasó después eso no fue más que llanto, reclamos, preocupaciones e incertidumbre. Apoyé a Emma en lo que pude, pero mi presencia no era provechosa y preferí dejarla con su madre. No sin antes decirle que estaba ahí para ella, que no estaba sola y que era la niña más fuerte del mundo.
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AL FINAL DEL ARCOIRIS
RomancePara: Mi tesoro ¿Sabes cuál es tu mayor tesoro? ¿Alguna vez te lo has preguntado? Yo jamás había pensado en eso antes. Hasta que llegué a Capella, la ciudad que me entregó mi propio tesoro. De este regalo del destino, aprendí mucho. Comencé a enten...