Jeon JungKook a sus escasos 17 años se convirtió en la mano derecha del Alfa que gobernaba su pequeña manada. Ese puesto le otorgó título, sobre-nombre, poder y admiración del pueblo, lástima que eso no lo fuera todo para el joven Alfa de ahora 23 a...
El siguiente capítulo es un especial SeonSang, SeongHwa y Yeosang, parte mínima SooJun, SooBin y YeonJun, por lo que quien desee saltárselo está en su completo derecho. Gracias hermanis.
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El Alfa pelinegro seguía con la mirada a su amiga Jennie quien había salido corriendo tras la Omega auto-desertada de la manada, la mesa tembló frente a él. TaeHyung desprendía su aroma muy amargo y hacía picar su nariz, bajo la atenta mirada de Yeosang y él, el Omega fue quien siguió al Alfa en esta ocasión.
-Agradezco que nosotros no seamos tan complicados. -Alega SeongHwa mirando como el pequeño rubio de ciudad trataba de detener al molesto Alfa pelinegro mientras este de adentraba en la espesura del bosque.
-¿Quieres que lo seamos? -Cuestiona el rubio enarcando una ceja en su dirección, el Alfa rápido niega con su cabeza.
-¿Te gustaron las flores y los chocolates? -Pregunta a cambio colocándose de lado en la silla para atreverse y sujetar las manos esbeltas del medico de la manada entre las suyas ofreciéndoles caricias así con sus pulgares.
-Sí. -Susurra avergonzado pero tratando de ocultarlo, malamente pues el Alfa sonríe orgulloso y complacido. -Es bonito que trates de cortejarme aunque seamos destinados.
-Que seamos destinados no implica que no deba ganarme tu confianza, tu amor y tu cariño. -Por dios, ese Alfa era tan cursi con sus palabras o las pequeñas notas que le dejaba en cada detalle que le enviaba a la consulta que era inevitable comenzar a caer por él. -Sé que te prometí no presionarte, pero me gustaría que algún día saliéramos a pasear o cenar.
Yeosang mordió sus labios ansioso, desde que Alfa había llevado a YoonGi herido a su consulta había sentido la conexión con el pelinegro, pero lo había dejado estar. No mintió cuando le habló a Jimin sobre los Omegas y sus temores al salir junto a un Alfa del consejo.
-Más adelante. -Susurró como respuesta, un suspiro rendido del Alfa chocó contra su flequillo rubio.
-Está bien. -Aceptó agachando la cabeza y dando un ligero apretón a sus manos unidas. Iba a soltarlas cuando recibió un apretón de vuelta del Omega que le miraba con una suplica de perdón en sus ojos.
-Podemos bailar. -Ofreció sonriendo, era la primera sonrisa real que recibía única y especialmente para él del Omega. Su lobo aulló y meneó la cola emocionado.
Felices, dejando de lado las inseguridades y las miradas cotillas, bailaron en el centro de la pista de baile bajo la primera brisa de la primavera, con las manos del Alfa en las caderas ajenas y las del Omega en los hombros anchos y fuerte del Alfa. Movían sus pies a juego, sincronizados y encantados con ello.
Así se los encontró SooBin que volvía más alegre de lo que había empezado la noche de dejar al pequeño cachorro Omega en su hogar junto a sus padres agotados y somnolientos.
De él había nacido la necesidad de cuestionar si podía cuidar del pequeño alguna tarde, jugar con él o comprarle algún juguete, el padre Alfa del cachorro le había gruñido molesto y protector sin embargo la madre Omega había accedido con una amplia sonrisa de agradecimiento.
SooBin no era allegado a los cachorros. Odiaba, irónicamente, sus babas, juegos y actitudes rebeldes. Sin embargo había podido sentir en ese pequeño la falta de cariño, protección y figura que seguir. Se dijo a sí mismo que él sería para YeonJun lo que su Hyung había sido para él, alguien a quien pertenecer, familia. Se lo aseguró y juró, cuando el pequeño cuerpo en sus brazos se negó a soltarlo y ocultó más su nariz en su cuello entre sueños cuando debía entregarlo a sus padres.
Todo era extrañamente idílico hasta que el aullido roto de un Omega resonó en la espesura del bosque alertando y alterando a todo lobo cercano, ante todos, SooBin se impuso gruñendo amenazante.
