Boleto a casa.

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Aquel sótano había sido reconfortante dentro de todos los lugares en los que había estado hasta el momento. Un lugar oscuro y frío, de no más de cinco metros cuadrado. Poseía un tanque de agua de unos diez litros el cual estaba medio lleno y para su fortuna, aun le quedaba ciertos pedazos de carne guardados.

—Está anocheciendo, o quizás es uno de ellos— se dijo a si misma mirando la diminuta línea entre los escombros y le ventana, a varios metros por encima de ella.

El sonido de las pisadas de aquellas grandes bestias era como un segundero, su cabeza solía recrear sonidos musicales con ellos. Estar demasiado tiempo sola no había sido bueno para su salud mental. Solo podía salir de noche en búsqueda de comida o agua cuando acababa, pero no era suficiente tiempo para correr por todo aquel campo verde hasta la primera muralla de maría. Se arriesgaba demasiado, principalmente debido a su pobre estado físico que había sido maltratado con alimentos horripilantes.

Entonces fue esa noche que subió a la superficie y encontró a Fill, así lo nombró ella, un caballo blanco que había llegado a ella como acto milagroso. Su pelaje estaba manchado en ciertos sectores con sangre y mugre, similar al mismo cabello de la chica, el cual lo tenia recogido para evitar el pegote en su rostro.

—Hola amigo ¿Cómo es que llegaste aquí? — miró a su alrededor esperanzada de poder encontrar al fin aquel grupo de soldados. Pero estaba completamente sola allí, simplemente con la luz de la luna.

Como su cuerpo le permitía, tratando de que aquel animal no se espantara con su propio olor, se montó a él y comenzó a recorrer aquel escampado.

Una vez que comenzó a hacerse de madrugada y el sol empezaba a iluminar su camino. Ya había llegado a pasar el muro de María el cual había caído hace ya cinco años. Un lugar completamente destruido por los titanes.

Decidiendo bordear un poco la ciudad para poder evitar el encuentro de titanes, le llevó unas horas avanzar.

—Esto me huele muy mal.

Los titanes no aparecían, y eso era demasiado extraño sabiendo que solían haber decenas a su alrededor, reteniéndola dentro de los sótanos de las distintas casas. Y no debía ser distinto en la zona cerca de la muralla de Rose.

Entonces una explosión se escucha por lo lejos, la joven logra ver una figura de gran tamaño al costado de la gran muralla de Trost, y al desaparecer, los titanes por las cuales se preguntaba, comenzaban a querer entrar en aquella destruida puerta.

"Es mi oportunidad" pensó, sabiendo que los titanes no le prestarían tanta atención como siempre. Y podría atravesar aquella puerta.

—Luego de tantos años, al fin se dan las cosas para que pueda volver — sonrió.

Buscando el momento justo, logra entrar en lo que es la ciudad de Trost. Pero para su sorpresa, varios cuerpos de personas yacían a su alrededor. Los titanes aprovechaban a devorárselos con rapidez.

—Cuidado— guía a su caballo para otra zona y trata de evitar a los gigantes, mientras buscaba respuestas.

Las espadas de los del ejercito se encontraban tiradas, junto a una gran cantidad de sangre y edificios completamente destruidos.

—Mierda, esto es...

Cuando creía encontrar su boleto a casa, todo aquel desastre vuelve a retorcer su corazón, nuevamente vive aquel episodio. Y lo que más la enfurecía, era que no podía salir a ayudar a aquellas personas, ya que solo contaba con sus espadas y un caballo, no tenia su equipo para moverse con agilidad. Y por sobre todas las cosas, su cuerpo estaba débil y torpe.

Legacy - Mikasa & TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora