Capítulo 13

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Amelia

Hoy era nuestro último día en Francia, así que se me ocurrió llevar a Daniel con mis abuelos a Disney. Hacía mucho tiempo que no iba y que manera de pasarlo bien con las personas que amas. Estábamos en una tienda, estaba eligiendo unas orejas de Minnie Mouse.

- Daniel - Me miro - ¿Te gusta?

- No - Alcé una ceja - Me encantas tú pero esas orejas, son horribles 

- Estamos en Disney - Alzó una ceja - Uno de los lugares más felices del mundo

- Este lugar es para críos Amelia - Negué - Es la verdad

- Mentira, es para TODO el público - Bufó - ¿Por qué no te compras unas orejas? Seríamos Minnie y Mickey Mouse

- Ni de coña - Puse una carita triste - Joder, bien pero yo las elijo 

Estuvo viendo y eligió un jockey con unas orejas de Mickey Mouse, se veía muy guapo excepto por la polera que traía, una de Iron Maiden horrible que asustaba a los niños. Pagamos y nos veíamos muy bien, mis abuelos también se compraron algo. Salimos de la tienda y nos dirigimos al castillo.

- Abuelo, abuela - Me ignoraron - ¡GRAND-PÉRE ET GRAND-MÉRE!

Me miraron, se veían tan adorables con sus orejas.

- Perdón Amelia - Dijo mi abuela, sonreí - ¿Y esa sonrisa?

- Se ven tan adorables con esas orejas - Sonrieron - Vamos a sacarnos una foto 

- Muy buena idea Amelia - Dijo mi abuela - ¿Te nos unes Daniel?

- No Margot, no me gustan las fotos - Lo mire fijamente - Tú sabes muy bien que no me gustan nena

- Pero Daniel, estamos en DISNEY - Alzó una ceja - Por favor, es UNA sola, no todos los días puedes venir a Disney

- Joder, esta bien - Sonreí - Pero solo UNA 

Nos unimos y nos sacamos una foto. Mis abuelos y yo estábamos felices pero Daniel no estaba muy contento con la idea pero salía muy guapo. Le di un beso en la mejilla y le susurré algo.

- Gracias, eres el mejor - Sonrió malicioso - ¿Qué?

- Quisiera follarte en una de las paredes del castillo - Me puse nerviosa - ¿Qué te parece la idea?

- Muy mala, estamos en un lugar público donde hay niños - Bufó - Pero me podrás hacer tuya en otro momento

- Y te voy a hacer gritar tan fuerte que ni siquiera vas a poder hablar - Me excite - Estoy seguro que mojaste las bragas

Lo besé, fue un beso corto pero no muy apasionado que digamos. Me recordaba que estábamos en un lugar público donde habían niños pero la idea de que me follara en las paredes del castillo era muy buena. Después, nos dirigimos a Bistrot Chez Rémy, un restaurante delicioso en los parques. Estábamos en la fila apunto de comprar cuándo un hombre se desmayó, era de unos cincuenta años aproximadamente. Abandoné la fila y me acerqué a él rápidamente.

- ¡OLIVER! - Gritó la señora - Dios

La señora tenía unos cuarenta años, tenía tres hijos, dos niños de aproximadamente trece años y una niña de ocho años. Me agaché y lo revisé, tenía sudor frío y la respiración no era muy buena, sabía lo que podría pasar.

- Soy Amelia Romero, estudiante de cardiología de medicina en la Universidad de Emory - La señora me miro con los ojos llorosos - ¿Tiene problemas cardiacos?

- Si, problemas a la presión - Revisé su pulso, mierda - ¿Qué le pasa?

- ¿Es su esposo? - Asintió - ¿A tenido mareos repentinos, presión, opresión o dolor en el pecho y náuseas estos días?

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora