Ella

Capítulo 25

Daniel

Había pasado el mejor cumpleaños con Amelia, la verdad es que todo fue una sorpresa agradable por así decirlo. Y más cuándo su regalo era la moto que siempre e querido, joder, la verdad no iba en broma qué me iba a dar el mejor regalo. Estábamos en la cocina, ella estaba cocinando un pastel de chocolate.

- Daniel, pásame los huevos por favor - Negué - Por favor

- Está bien nena - Sé los pasé - ¿Por qué estás haciendo un pastel de chocolate?

- Porque quiero, hace mucho tiempo que no hago uno - Alcé una ceja - Pásame la harina también por favor 

Le pasé la harina y revolvió los ingredientes mientras bailaba con la música. Era divertido el momento, sus pasos eran muy graciosos y eso que estaba muy cansada después del trabajo que tuvo que hacer en la universidad junto con dos gilipollaz. Terminó de revolver y agregó el chocolate.

- ¿Negro o blanco? - Negué - ¿Qué?

- Ninguna de esas dos mierdas, son asquerosos - Bufó - Mejor el chocolate de leche con algunas almendras 

Saqué las almendras y sé las puse. Amelia empezó a mezclar nuevamente, después puso todo en el horno y estuvo esperando. En un momento dado, ella sacó un huevo y me lo lanzó a mí, mierda.

- Ups, fue sin querer - Río - Discúlpame 

- Mierda, nena, te juro que me las vas a pagar - Negó divertida - Te lo juro

Entonces, saqué un poco de harina y sé la lance. Estaba asombrada, así que me volvió a lanzar unos huevos y yo harina, hicimos una guerra hasta que la acerqué a mí y la besé. Nuestro beso fue salvaje y ella soltó un gemido haciéndome que tuviera una erección en mis pantalones y nos tuvimos que separar porque la alarma del horno sonó. Sé acercó al horno y sacó el pastel de chocolate.

- Estoy hecha un asco - Asentí - Pero la parte positiva, es que el pastel de chocolate esta delicioso junto con tus almendras 

- La verdad, huele bien - Alzó una ceja - Quiero decir, muy bien  

- Estoy de acuerdo - Sonrió - Ahora voy a sacarme la ropa y bañarme 

Sé fue de la cocina dejándome, en estos instantes lo único qué quería era hacerla mía, mierda. Pude escuchar que abrió el grifo de la ducha, eso si fue rápido pero estaba decidido que iba a hacer. Me saqué la ropa y me adentré sigilosamente al baño, al verla la boca se me hizo agua, estaba mostrando su cuerpo de ensueño mientras disfrutaba del agua. Me adentré a la ducha y le agarré sus caderas.

- ¿Qué haces aquí? - Me mordí el labio inferior - Quiero disfrutar mi baño, luego podrás bañarte tú 

- Nena, lo único que has hecho es torturarme, tengo una puta erección - La guié hasta mi amiguito - Y esté baño lo vamos a disfrutar ambos 

La atraje más hacía mí y aplaste mis labios con los suyos, penetré su boca con mi lengua y ella no pudo evitar gemir. Me separé de ella, me dirigí hasta su cuello dejando besos húmedos hasta llegar a sus pechos. Besé uno y luego pasé mi lengua sobre ellos, estaban duros al igual que mi amiguito y yo empecé a masajear el otro. 

- M-maldita seas Daniel - Empecé a recorrer más fuerte su pezón con mi lengua - Esto se siente tan bien, no pares 

Terminé con uno y me dirigí al otro repitiendo las mismas acciones. Después de unos minutos, terminé con el otro, empecé a dejar besos húmedos en su vientre, me arrodillé y quería saborearla así que rápidamente llevé mi lengua hasta su clítoris. 

- ¡JESÚS! - Aceleré las embestidas de mi lengua mientras hundí un dedo en ella - C-cielos 

Estuve comiendo su clítoris cómo si hubiera pasado un año, sus jadeos me hacían volverme aún más loco y al rato después su cuerpo convulsionó llegando a un orgasmo enorme. Pasé mi lengua por toda su humedad, saboreándola hasta que ya no hubiera rastros. Me volví a parar y ella me besó ferozmente mientras apretaba sus nalgas, entonces ella se separó de mí y ahora era ella quién se arrodilló.