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【Incendios】

Formosa tosió con fuerzas, viendo como el humo negro escapaba de su boca. Sus ojos ardían casi tanto como sus pulmones y lo único que quería es que eso terminara. Se ahogaba, se estaba ahogando, no podía respirar...

-Formosa! - apenas logró escuchar la voz de su hermano por sobre su ataque de tos. Jujuy no tardó en aparecer a su lado, colocando una mano en la espalda de la chica y dándole caricias en círculos para tratar de ayudarla - No lo pelees, sólo deja que pase... Vamos, Mosa, respira.. -.

Ella trató de seguir las instrucciones, cerrando los ojos cuando las primeras lágrimas empezaron a caer y unos (largos y tortuosos) segundos más tarde, sintió como el humo comenzaba a ceder y finalmente el oxígeno volvió a sus pulmones. Su garganta ardía como el infierno, pero ya podía volver a respirar con normalidad.

-Ten, toma un poco - el jujeño le ofreció un vaso con agua y ella no dudó en aceptarlo, bebiendolo casi todo de un solo trago.

-¿Cómo están los demás? - preguntó finalmente cuando terminó de beber, su voz estaba tan ronca que casi no la reconocía, pero sabía que no podía hacer nada contra eso.

Se sentía exhausta, cada ataque la dejaba completamente drenada.

-Mendoza está cuidando de Córdoba ahora, estos últimos días han sido peores para él, ya sabés. Y ni hablar de Ríos y Fe, pero papá y Baires están encargándose de ellos - dijo el chico con una pequeña sonrisa, tratando de animar a su hermanita. Le comenzó a acariciar el pelo, algo que a la chica le encantaba y esta no dudo en acurrucarse más contra el jujeño, apoyando su cabeza en el hombro de él.

Había extrañado el contacto familiar, desde que había comenzado la pandemia Argentina había insistido en que todos se quedaran en su territorio, aun después de que se confirmara que el virus no les afectaba directamente a ellos. Pero desde que los incendios comenzaron... todos fueron mudados a la casa que compartían en Capital cuando iban de visita. Todos estaban preocupados por sus hermanos afectados por el fuego y su padre los quería a todos cerca para poder cuidar de ellos.

Los incendios no eran nada nuevo para ella. Todos los años, durante los meses de sequía, alguna parte del oeste de su territorio se incendiaba. Pero cada año se volvía más y más duro.

El calentamiento global, la deforestación... La avaricia y la inconsciencia del ser humano había llevado a esto.

Y ahora estamos pagando el precio, todos.

-Vuelve a descansar ¿sí? No has dormido casi nada estos días - el chico mayor la miró con el cejo fruncido de preocupación al notar las ojeras que traía.

-Lo intentaré - le respondió con una pequeña sonrisa y volvió a recostarse, poniéndose de costado para verlo. - Hazme un favor y anda ve que Chaco y Corrientes no se estén matando ¿sí? - dijo con un poco más de ánimo y una sonrisa burlona, logrando hacer reír al jujeño.

-Meta meta meta, pero no prometo nada boló. Esos dos son peor que perro y gato - dijo sacudiendo la cabeza sin dejar de sonreír y se levantó, llevando consigo el vaso. - Recuerda que estamos acá cerca, si nos necesitas de nuevo, sólo grita -.

-Ya, ya.. Chau Jujuy, y gracias -.

Le regaló una sonrisa antes de que este saliera de la habitación, arrimando la puerta al salir pero sin cerrarla del todo por cualquier emergencia.

La formoseña intentó dormir, poder descansar nuevamente pero el sueño parecía querer evadirla, a pesar de lo cansada que estaba. Aunque el ataque ya había pasado, aún podía sentir el ardor en sus pulmones y el sabor a humo era algo que sabía no se iría aún, no importaba cuantos menthoplus se llevara a la boca.

Toda la situación le preocupaba. Por ella, por sus hermanos... Por el futuro y las consecuencias que vendrían después. Era abrumador sólo pensarlo.

Cerró los ojos e intentó nuevamente que el sueño finalmente la tome, y luego de un tiempo, finalmente comenzó a caer en los brazos de Morfeo.

Su último pensamiento, antes de caer en la inconsciencia, fue desear que este maldito año terminara de una vez.

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Sentí la necesidad de hablar de esto porque en verdad todo está tan feo y es muy preocupante :(

A la persona que esté leyendo esta historia, primero que nada: gracias, y segundo, espero que te encuentres bien donde estes! 

Formosa, la argenta medio paraguayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora