Formosa, la argenta medio paraguaya

~ 28.5 ~

【Extra】

-¡Misi! -.

-¡Mosa! -.

Ambos hermanos norteños se saludaron con un fuerte abrazo al encontrarse en la entrada del anfiteatro Cocomarola. Aún faltaba una hora para que la primera noche del festival comenzara, pero el lugar ya estaba llenándose de gente y música haciendo que el ambiente se pusiera a tono con lo que vendría después, toda una auténtica fiesta.

-Pensé que no llegarían che -.

-No si el boludo de Chaco se olvidó que tenía trabajo pendiente y lo tuve que esperar a que terminara, una bronca - se quejó la formoseña, cruzándose de brazos aún algo molesta con su hermano - Ahora fue a dejar nuestras cosas en lo de Corrientes, pensamos que ustedes ya iban a estar por acá ¿y el resto? -.

-Están esperando que Baire' se termine de cambiar, también llegó hace una hora noma' con el viejo y su invitado - y Misiones sonrió divertido al decir lo último.

-¿Invitado? ¿Quién pio luego e'? - preguntó confundida, ya que no tenía idea de que su padre iba a traer a alguien.

-Don México -.

-¡¿Qué?! - chilló sorprendida antes de palidecer un poco - Ay no me digas que vino con alguno de sus estados -.

-No no, bola. Sólo don México - le aseguró rápidamente para calmarla pero no pudo evitar reír ante la cara de miedo de su hermana - Aunque eso hubiera estado genial -.

-Cerrá el orto - dijo la chica, apartando la mirada para que no viera el color que le había subido al rostro.

- Ya ya, no vale picharse - le dijo, chocando sus hombros para que su hermana la volviera a mirar - Pero si, chamiga. Al parecer, el viejo lo invitó para que "viera que la Argentina no es sólo tango" - e hizo las comillas con los dedos.

-Aijue, que chamuyero - Formosa no podía evitar reírse ante las aparentes excusas que a su viejo se le ocurrían para pasar tiempo con el norteamericano.

-Y así noma' e' luego - dijo el misionero uniéndose a sus risas - Por lo que esta noche tendremos diversión doble -.

-Triple, si logramos empedar a Baires lo suficiente - le recordó.

El bonaerense bailando chamamé borracho era posiblemente una de las siete maravillas de la familia argentina. Podía hacer hasta el más ortiva reír a carcajadas y nadie, pero nadie, se salvaba de ser su pareja. No importaba cuanto corrieras, Buenos Aires te encontraría y te haría bailar hasta marearte.

-Cuando tené razón, tené razón - y ambos intercambiaron una mirada llena de complicidad que no auguraba nada bueno para sus futuras víctimas. Esa noche aquel dúo haría a la gran provincia del centro caer.

-Y de paso podríamos emborrachar al viejo, quizás así finalmente deja de estar en negación y admite que le re da al mexicano -.

-Ja, eso pasará cuando Chaco y Corrientes dejen de ser tan argeles y admitan que se aman - y el misionero realmente dudaba mucho que alguna de esas dos cosas sucediera. Primero y el dólar volvía a estar a diez pesos.

-Juro que si esos dos no chapan pronto los voy a encerrar en un armario hasta que garchen -.

-¡Formosa! - le regañó su hermano algo sonrojado por las palabras de la chica. A Formosa le causaba ternura lo inocente que podía llegar a ser el misionero cuando se tocaban esos temas.

-Ya, ya... no digo más - dijo aguantándose la risa por la cara del más bajo. - Será mejor ir entrando y buscar lugar antes de que todo se llene, en especial si vamos a ser tantos -.

Misiones soltó un pequeño suspiro y asintió, dándole la razón, y extendiendo su brazo la invitó como los viejos gauchos hacían antes, con una pequeña reverencia y una sonrisa coqueta, la cual la chica no dudó en corresponder.

Esa noche fue una de las más divertidas que Formosa recordaba de toda su vida. 

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