Formosa, la argenta medio paraguaya

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【Mendoza】

Mendoza siempre había sido la hermana mayor. La responsable, la luchadora, la más bella de todas a los ojos de la formoseña.

La pequeña provincia siempre había admirado mucho a la más grande, cómo a pesar de todo por lo que había pasado aún seguía siendo una de las provincias más importantes del país y que podía ir frente a frente con Buenos Aires y bajarle los humos a CABA de un golpazo si era necesario.

Fue quizás por eso, que le costó entenderla... entenderlo cuando decidió salir del clóset con ellos. En la mesa familiar, luego de un asado, explicó cómo se sentía, cómo siempre se sintió pero sobretodos como esos últimos años, aquello que tanto le pasaba se había vuelto insoportable de seguir cargando. Como no era ella... sino él.

Su viejo fue el primero en responder, sonriéndole cómo siempre lo ha hecho, se levantó de su asiento para ir a abrazarla, abrazarlo. 

"Somos tu familia, Mendoza. Y como tal, siempre te apoyaremos. Haz sido muy valiente, mi hijo"

Poco a poco todos fueron aportando sus pequeñas palabras y algún que otro chiste pero sobre todo, demostraron un apoyo incondicional hacia su nuevo hermano.

Y aunque Formosa había sonreído y asentido a todo lo que decían, asegurándo que siempre haría todo por ayudarl... ayudarlo descubrió, tempranamente, que no iba a ser tan fácil.

Algunos hábitos eran demasiado difíciles de olvidar, y más de una vez se vió llamándolo con los pronombres erróneos. Y a pesar de que Mendoza no quedaba resentido con ella, la chica podía notar cómo le afectaba cada vez que lo hacía.

Así que Formosa se esforzó más. Comenzó a investigar, a informarse más sobre el tema. Quería poder entender mejor a su hermano y se encontró hablando mucho con él, sobre sus experiencias, sus inseguridades y sus miedos. Cosas que jamás pensó que el mendozino sufría, cegada en cierta forma, por el pedestal en el que lo había puesto.

Y así fue como ahora, como su hermano, habían logrado acercarse mucho más que antes.

Era Formosa ahora la que se encargaba de asegurarse que usaran los pronombres adecuados con su hermano, y si algun idiota se atrevía a insultar o comentar de forma despectiva sobre la provincia mayor... bueno, sólo digamos que aquella persona no saldría ilesa de esa.

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