【Invitación】
-Mosaaaaa, ¿cómo está mi hermanita linda? -.
-... Me voy a arrepentir de haberte atendido ¿no? -.
-Auch, me ofendes peque. ¿No puedo simplemente llamar para saber cómo andas? - y aún a través del teléfono, Formosa podía imaginar el puchero que su hermano estaría haciendo.
-Con los pies, ¿o ya se te olvidó? - respondió la chica con una sonrisa, riendo entre dientes ante el sonido de disgusto al otro lado de la línea. - Ya, ya... ¿qué se te ofrece, che? -.
-¿De casualidad estarás libre mañana a la noche? -.
-Depende de para qué - contestó frunciendo el ceño, aceptar de una podía ser peligroso cuando hablabas con el cordobés.
-Atenti, hermanita, que estoy a punto de invitarte a la mejor salida que tendrás en tu vida - le aseguró el chico, y hasta en la voz se notaba la gran sonrisa que debía de tener.
-Córdoba... mañana es martes. Se trabaja - se quejó la formoseña, soltando un largo suspiro - No voy a ir a tu casa para una joda -.
-¡Esa es la cosa pue! No va a ser aquí. Con lo' pibe' nos vamo' de paseo a un bar, ¡es noche de karaoke! -.
-Espera, ¿esa no es la misma noche en que terminaste re empedo y te peleaste con alguien y papá te tuvo que ir a buscar en una comisaría en Panamá? -.
-... En mi defensa, el patova se lo buscó esa noche. ¡Y no iríamos a ese bar! Sino a otro, muchísimo mejor. Milán me lo aseguró - la formoseña sacudió la cabeza aunque su hermano no pudiera verla. Ella conocía bien cómo podían terminar una de esas salidas de "Córdoba y los pibes".
-Ajá... Cordo, respondeme algo pue' ¿por qué esta repentina invitación para salir con tus amigos, eh? -.
- ... -.
-Papá no te deja ir sólo, ¿verdad? -.
-¡Lo cual es completamente injusto! porque haya cometido un pequeñísimo error.. - la chica suspiró, masajeandose el tabique de la nariz.
-Cárcel. En Panamá. Y no la primera vez - le recordó.
-Fue la primera en Panamá -.
-Dios, eres incorregible - dijo entre risas, la chica a pesar de todo le encantaba que el cordobés fuera así.
-Entonces ¿te sumas? -.
-No lo sé, Cordo... - y no es que no le atrajera la idea, porque sí lo hacía. Pero no quería llegar a meterse en problemas.
-Oh vamos, Mosa, por favor. Eres mi última esperanza, ya le he preguntado a todos y nadie puede ir -.
Auch.
-Gracias por tenerme en tanta consideración, che - dijo algo molesta.
-No seas culiada, sabes que no es lo que quise decir - respondió el otro tratando de excusarse.
-Nambrena, Córdoba -.
Ambos quedaron en silencio después de eso. Formosa maldijo en su cabeza y miró por la ventana de su habitación. Ese día tampoco la habían llamado de casa de gobierno, su gobernador parecía creer que no era necesario su presencia allí.
-Bueno, dale -.
-¿Eh? - contestó algo confundido, parecía que el cordobés se había perdido en sus propios pensamientos también.
-Que sí, te acompaño -.
-¿En serio? ¡¡Vamooo!! -.
-¡Pero! Con una condición - le cortó antes de que se emocionara demasiado.
-Lo que quieras, hermanita -.
-Vos pagas todo por los dos - dijo con una sonrisa ganadora.
-... La puta madre -.
-¿Querés o no que papá te deje ir? -.
-Agh, okay. Dale, sí. Yo pago - aceptó de mala gana pero sabiendo que era la única forma.
-Encantada de hacer negocios contigo, Cordo - canturreo con una gran sonrisa.
-Culiada - murmuró antes de despedirse, prometiéndole pasarle todos los datos de cómo y cuándo se iban.
La chica dejó el celular a un lado, recostándose de nuevo en su cama y mirando el techo con la vista perdida.
Quizás una salida no le haría mal, pensó.
Quizás le ayudaría a despejarse por un momento.
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Formosa, la argenta medio paraguaya
Fiksi PenggemarBuenas!! Pues acá vengo con este intento de hacer justicia a una provincia de la que no he visto mucho por aquí y que pos' merece su amor también uwu Algunas cosas serán basadas en hechos históricos y reales; otras no tanto, sino mi interpretación d...