Capítulo IX

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Advertencia: +18



Ya cerca de las cuatro de la tarde Huaisang se dignó en bajar las escaleras, seguía con la ropa de ayer y aún más destruido que hace dos horas pero parecía de mejor ánimo, probablemente porque ya no tenía ningún malestar de lo que bebió en la noche. Fue a la cocina sacando el plato de comida que encontró en el refrigerador adivinando que fue dejado para él por Jiang Cheng quién dormía en el sofá con una mala película aún reproduciéndose en la televisión. Se sentó en el mesón de la cocina después de calentar la comida y comenzó a comer disfrutando de la charla de la película que no entendía en lo absoluto al estar fuera de contexto, en eso el mayor despertó.

— Sigues vivo... —bostezó sentándose y estirando sus músculos.

— Confundiste el veneno con la medicina —bromeó, no recibió respuesta.— Oh, lo pusiste en la comida.

— Acertaste.

Ambos sonrieron aunque no se vieron, Jiang se levantó y fue a por un vaso de agua.— Tu hermano llamó.

Nie Huaisang se atoró con la comida tomándose varios segundos antes de quitar el malestar de su garganta, todo bajo la atenta mirada del contrario quién parecía esperar su muerte desde hace unas horas.

— ¿Hablaste con él?

— Me gritó, sí.

Se sintió devastado, dejó lo poco que quedaba en el plato apartándolo de su vista sintiéndose indispuesto nuevamente, ahora no era físico, era mental. Una cosa era amanecer en la casa de un amigo después de una fiesta (que lo hacía muy seguido) y otra desaparecer una semana sin explicaciones, sabía que su hermano estaba enojado y le sorprendía que aún no iba a buscarlo que con todos los contactos que el mayor tenía no le costaría encontrarlo y quería creer que era porque Meng Yao y Lan Huan le estaban deteniendo cubriendo sus locuras una vez más.

— Está preocupado por ti ¿Sabes? —dijo Jiang sentándose frente a él.

— Lo sé... Pero ya no soy un niño para que ande detrás de mí —alegó recostando la cabeza en la mesa.— Estoy grande, puedo cuidar de mi mismo.

Cheng quiso cuestionar esto último pero prefirió callar, se prometió a si mismo no indagar en los recuerdo de la noche anterior que poseía el otro por miedo a que supiera en la situación que lo encontró. Si podía ahorrarle un trauma lo iba a hacer.

— Tal vez si soy un niño —se contestó a si mismo con el ánimo decaído.— Pero es su culpa, él me crío así ¿Verdad? Es su culpa que sea un mimado bueno para nada...

— Ya estás grande para culpar a otro por lo que haces ¿No te parece?

— Soy un niño.

Puso los ojos en blanco.— Un niño demasiado grande que podría darse una ducha. ¿O no puedes hacer eso solo?

— No puedo. Bañame —se reincorporó en su asiento mirándole de forma traviesa notando que los colores del contrario pasaban del pálido al rojo.

— Te voy a romper las piernas.

Tras esa amenaza se levantó golpeando el mesón provocando un saltito en el otro por la impresión, sintió que de verdad sus piernas corrían peligro, rápidamente se puso de pie y salió corriendo siendo perseguido, dieron una vuelta en el salón dónde Jiang Cheng tomó un almohadón y se lo lanzó provocando que tropezara más logró sostenerse gracias a la muralla y rápidamente corrió escaleras arriba estaba pronto a alcanzar su habitación cuándo sintió que una mano rodeaba su muñeca y lo volteara aprisionándolo contra la pared. Sintió un deja-vu más no supo porque.

ESCAPE [Sangcheng] (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora