Capítulo XII

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Huaisang estaba nervioso, se miró al espejo y dudó si ese era el conjunto que quería llevar para después de meditarlo irse a cambiar nuevamente.

Meng Yao se dejó caer en la cama.— Solo es una salida ¿Por qué tanto drama? —preguntó aburrido, el menor le pidió ayuda para vestirse pero ya llevaban cerca de una hora y su paciencia se estaba agotando.

— ¿Acaso no te arreglas cuando vas a salir con mi hermano?

— Es diferente.

— ¿En qué? ¿En que mi hermano si te gusta? —rio esquivando la almohada que fue lanzada a su dirección.

— ¡Tú! ¿No será a ti que te gusta ese misterioso amigo tuyo? Nunca te vi tan complicado sobre que ponerte solamente para ir a una cafetería.

— Es... Diferente —dijo utilizando las mismas palabras del contrario volteando al espejo en su habitación, seguía sin gustarle lo que tenía puesto.

Meng Yao finalmente se levantó arrastrando su humanidad hasta el clóset y buscar rápidamente una nueva tenida lanzando la ropa a la cama hasta encontrar algo de su gusto, no le preocupaba el desorden, no era ni su habitación ni su casa por lo que todo recaería en el menor después.

— Pruébate esto y deja de molestar mi existencia.

Huaisang logró atrapar la ropa que le fue lanzada y sonrió comenzando a cambiarse rápidamente, antes de poder mirarse en el espejo Yao se interpuso para tomar su cabello en una coleta alta y empujarlo fuera de la habitación sin darle tiempo de mirarse.

— Bien, ahora vete se te hará tarde.

— ¡Pero no me he visto!

— ¡Te miras bien! Yo escogí el atuendo por lo que te miras bien —suspiró cruzándose de brazos.— Y si dejo que te mires volverás a retrasarse, no hagas esperar a tu enamorado.

— ¡No es mi enamorado! —alegó con las mejillas levemente rosadas por la vergüenza.

Debía admitir que Meng Yao tenía razón, no se veía mal pero tampoco le convencía sin embargo no se quedaría arreglando al reflejo del vidrio y mucho menos haría esperar a Jiang Cheng que hace media hora le había mensajeado que ya estaba en el lugar acordado.

Entró en la cafetería buscando con la mirada al chico viéndolo sentado al fondo con un café en la mano mientras con la otra jugaba con su teléfono, se acercó poniendo su mejor sonrisa hasta sentarse frente a él.

— El verde te sienta bien —comentó Huaisang llamando su atención, Cheng le sonrió de lado guardando el móvil en su bolsillo y dale un tragó a la taza. No hubo respuesta de su parte pero no le molestó.— Me sorprendió que contestarás mi llamada anoche.

— Me sorprendió que llamaras, pensé que nuestros caminos ya no volverían a cruzarse.

Fue un comentario sin pensarlo demasiado, completamente desinteresado pero algo le molestó al oírlas. ¿Sólo sería él el que seguía enganchado? El Nie se reprochó a si mismo por esto ¿Por qué debía importarle si quisiera? Era una estupidez tomarle importancia a una relación que nació del odio a si mismo sin sustento alguno más que una semana que había acabado hace un mes.

Se odió tanto volver a llamarlo y pensar que sería buena idea tenerlo más cerca.

— Hablemos de negocios ¿Trajiste lo que te pedí?

Jiang Cheng asintió confundido por el cambio repentino de ánimo.— Lo hice.

Buscó en su bolso extendiendo la carpeta con todos los documentos, vio como revisaba los papeles con total seriedad una expresión que jamás pensó que vería en su rostro, apoyó el codo en la mesa y la cabeza en su mano sin quitarle la mirada de encima y tuvo el impulso de acomodar un mechón de su cabello tras la oreja más no se movió hasta que Huaisang lo miró.

— Tienes un buen currículum, estoy seguro que a Da-ge le agradará. Hemos tenido problemas con el sector de finanzas así que está buscando nuevo personal —dijo aunque todo eso lo había dicho en la llamada.— Le mostraré esto y te llamaré.

Jiang asintió.— No sabía que eran dueños de un casino.

— Sí, hay muchas cosas que no sabemos del otro.

Pensó continuar pero no sabía que más decir, terminó su café mirando a su alrededor como si buscara algún tema del que hablar sintiéndose incómodo con el silencio.

— Yo... —comenzó Huaisang evitando su mirada jugando con un mechón de su cabello.— Realmente tenía ganas de volver a verte.

Murmuró levantando la mirada por unos segundos para luego volver a bajarla, su corazón latía nervioso y podía sentir sus manos sudar y la orejas arder, se arrepintió de hablar pero un suave golpe en su pie le hizo levantar la mirada.

— Salgamos de aquí.

Jiang Cheng se levantó tomando su bolso esperando que el otro le siguiera lo cuál hizo completamente confundido, salieron de la cafetería caminando tranquilamente por la calles uno al lado del otro. 

Llegaron hasta un parque atorado en gente pero era difícil encontrar un lugar vacío por la hora, el clima rozaba lo caluroso por lo que la sombra que brindaban los árboles se agradeció. Cheng se detuvo para comprar algo en un carrito para luego extender un tanghulu al otro que lo recibió con una sonrisa aunque confundido.

— Dijiste que te gustaban.

Huaisang asintió levemente intentando buscar en su memoria cuando había revelado tal información más no logró dar con el recuerdo y tenía el presentimiento de aunque preguntara no recibiría una respuesta por lo que se limitó a comer las frutas disfrutando del dulce.

— ¿Me vas a secuestrar otra vez? —bromeó Huaisang recibiendo una mirada silenciosa que le hizo pensar que efectivamente lo iba a hacer.

— Algo así.

— Oh, está bien —se apegó al otro casi esperando ser rechazado pero a cambio un brazo rodeó sus hombros, alzó la mirada notando un leve sonrojo en sus mejillas, rio soportando las ansias de dejar un beso en su rostro.

— Nie Huaisang —le llamó volteando hacía él.— Yo también quería verte.

ESCAPE [Sangcheng] (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora