Capítulo X.

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El viaje de vuelta demoró diez horas. Lejos de ser estresante se divirtieron bastante, Huaisang no paraba de hablar sobre cualquier cosa que pasara por su cabeza mientras que Jiang Cheng solo comentaba o reía por algo que el otro había dicho, se detuvieron dos veces en el viaje una para que el mayor descansara un poco y comprar algo de comer y la segunda para llenar el tanque del combustible. Cuándo llegaron a la cuidad sus ánimos decayeron de inmediato y aunque no dijeron nada al respecto el sentimiento amargo en su pecho.

Cuándo llegaron se miraron por última vez antes de que Nie Huaisang entrara en su hogar.

El viaje de vuelta demoró cerca de diez horas, sentía el cuerpo adolorido y encogido pero se ahorró toda la queja para cuándo entre en la casa, el reloj marcaba justo las cinco y cincuenta y tres de la mañana lo que significaba que su hermano debía seguir dormido. Lo había llamado minutos antes de partir para avisarle que regresaría como un perro arrepentido con el rabo entre las piernas y agradeció que no lo estuviera esperando en la entrada desde entonces.

Subió las escaleras cargando con sus cosas sin hacer ruido y se disponía a llegar a su habitación cuándo una figura en mitad del pasillo le detuvo, ni siquiera se preguntó porque salía de la habitación de su hermano limitándose a sonreír.

— Bienvenido.

Lan Huan saludaba con una amable sonrisa que le devolvió de forma nerviosa. Para él no era sorpresa ver al Lan rondando por su casa, se había acostumbrado a su presencia desde pequeño ya que este era amigo de la escuela de su hermano mayor y desde la muerte de sus padres era común verlo muy seguido por allí, desde eso ya muchos años.

Pero había algo que inquietaba su corazón, podía entender el concepto de una larga y duradera amistad no era complicado sin embargo él dudaba que su hermano y sus dos mejores amigos fueran solamente eso, amigos. Más nunca quiso aventurarse a sacarles algo de información sobre el tema y menos ahora que fue atrapado en su intento de pasar desapercibido.

— Yo...

Lan Huan solo le sonrió y dió unas palmadas en su cabeza pasando de él.— Yo no te he visto —dijo, Huaisang agradeció en un murmuro y siguió su camino hacía su habitación.

Una vez allí, dejó las pocas cosas que traía en el suelo y se lanzó a su cama extrañando la suavidad de esta, se quedó con el rostro estampado en la almohada y por un momento, solo por un segundo, deseó la compañía de Jiang Cheng antes de dormirse.

Despertó cuándo una almohada golpeó su espalda provocando un grito de su parte levantándose con el corazón latiendo a mil por hora y miró aterrado a su hermano quién tenía el ceño fruncido y el blando pero peligroso objeto entre sus manos amenzando con golpearle de nuevo.

— Da-ge... —le llamó tímidamente alejándose un poco alternando su mirada entre el mayor y la almohada.— Yo realmente lo siento.

Bajó la almohada pero su enfado seguía latente en su rostro.— ¿Crees que con eso lo vas a arreglar? ¡Estaba preocupado! Y tú te desapareces como si nada ¡Ya no eres un maldito niño Huaisang!

— ¡Lo sé, lo siento! Pero entiende también mi posición...

— ¡Te escapaste sin avisar a nadie! ¿Que quieres que entienda?

Antes de que pudiera defenderse la almohada fue nuevamente levantada golpeando su rostro sin demasiada fuerza, entonces el peso de MingJue se sintió en la cama.

— ¿Al menos te sirvió de algo además de casi darme un ataque cardíaco?

— Sí... Me siento un poco mejor.

ESCAPE [Sangcheng] (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora