Capítulo 12

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– ¿Estás escuchándote? – reclamó, sintiéndose furioso.

- Amor, no fui yo quien lo decidió – intentó acercarse, viendo como el otro retrocedía – Donghyuck –

- No cuentes conmigo – negó – no entiendo por qué tuviste que decir que sí. Hay otros empleados aquí –

- ¿Qué querías que le dijera a mamá? Ella quiere que seas tú quien sirva la mesa –

- ¿Esa noche en especial? –

Taeyong lo sabía. Había cruzado la línea.

Esa mañana sus padres habían regresado a casa.

Durante el almuerzo estaban de tan buen humor, que ni siquiera se molestaron en sermonear a Mark, sino que centraron toda su atención en su pequeño hijo Jisung.

Lamentándose de no haber podido estar presente en la bienvenida, su madre ideó organizar una pequeña cena familiar para todos los que habitaban esa casa, incluyendo a Chenle y claro, a la novia de Taeyong.

Siendo que se trataba de una situación especial, el mayor accedió sin problema.

De pronto, su madre soltó la bomba.

- Quiero que cocine la señora Choi y que el niño Lee sirva la mesa. Todo tiene que salir perfecto –

Pese a sus intentos de convencerla de contratar el banquete que había contratado Yuta, la mujer insistió en que sería mejor hacerlo pequeño y más familiar.

Y ahora ahí estaba, dándole la noticia al amor de su vida.

- Cariño, en verdad lo siento –

El moreno se cruzó de brazos, mirando hacia otro lado.

- Como sea –

- Bebé... –

- Quiero terminar –

Taeyong se congeló.

¿Escuchó bien?

- ¿Qué? – negó – no puedes hacer esto –

- Lo siento – sollozó – pero ya no puedo seguir así –

- ¿De qué hablas? Nosotros estamos bien –

- No, tú estás bien. Yo tengo que ir por ahí escondiéndome, fingiendo que sólo trabajo para ti, cuando tú sales a luz luciendo tu vida perfecta. Si estoy tan sólo un poco involucrado es por Mark. Es él a quien le debo ser visto como un humano dentro de tu círculo social –

- No digas eso, cariño –

- Se acabó, Tae –

- Haechan... -

- Tengo que ir a trabajar – dijo antes de salir huyendo de ahí.

Taeyong ni siquiera podía moverse.

No podía sentir nada.









Yuta trató de calmarse con toda su fuerza.

Después de su pelea, había intentado contactar al menor en vano, pues este no respondía sus llamadas ni mensajes, por lo que descartó ese medio de comunicación.

También trató de, tal y como había prometido, ir a buscarlo a su trabajo, encontrándose con la sorpresa de que el chino ya no estaba ahí cuando él llegaba a recogerlo.

Así había sido durante la última semana, hasta ese día.

Al principio, se sintió aliviado de verlo salir del edificio, más aún cuando lo vio sonriendo y... Oh, mierda, se estaba riendo con alguien más.

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