Capítulo 24

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Donghyuck había desarrollado muchos posibles escenarios de lo que sería su vida perfecta, pero ninguno estaba cerca de lo que ahora era su realidad.

Suspirando, tomó la caja del suelo y bajó del elevador, caminó por el pasillo y abrió la puerta.

Ahí estaba.

El amor de su vida sentado en el suelo, luchando con una tira de cinta que se rehusaba a despegarse, antes de levantar la vista para encontrarse con él y sonreírle brillantemente.

- ¿Son el resto de tus cosas? – interrogó poniéndose de pie.

- Sí, por fin terminé – respondió dejando el objeto en el suelo para abrazarlo.

- Estoy tan feliz – murmuró sobre su cuello – estuve esperando tanto tiempo por esto –

- También yo –

- ¿Te despediste de Mark? –

- No paraba de lloriquear y de repetir que soy el más terrible amigo que existe – rodó los ojos – y después me pidió matrimonio –

- ¿Qué? –

- Dijo que se casaría conmigo para que yo no pudiera irme, luego llegó Chenle y me mandó a la mierda – se encogió de hombros – supongo que era de esperarse –

-  Que se joda, eres mío – sonrió.

- ¿En serio? – acarició su pecho - ¿por qué no reclamas lo tuyo? –

El mayor asintió y comenzó a besarlo profundamente, deslizando lentamente sus manos hasta tomar su trasero y apretarlo, atrayéndolo más a sí mismo.

A tientas lo dirigió hacia el sofá, acostándolo lentamente para quedar encima de él.

Bajó sus húmedos besos hasta su barbilla y cuello, escuchando gustosamente como el otro comenzaba a jadear, acariciando con suavidad a lo largo de su cuerpo.

- Taeyong, hijo de puta egoísta, tuviste que mudarte al departamento más alto del edificio – recriminó un recién llegado, entrando escandalosamente.

- Yuta, lárgate –

- No – dijo Donghyuck, empujando al mayor para levantarse – hola. Pasa, por favor –

- Gracias, Donghyuck. Eres muy amable – sonrió – en cambio tú... – giró hacia su amigo – oh, ¿interrumpo algo? – preguntó burlón.

- Vete de mi departamento –

- ¿Vas a echar a mi gatito? – jadeó ofendido.

- ¿Dónde está SiCheng? – preguntó extrañado.

- Aquí – respondió asomándose por la puerta – lo siento tanto. Le dije que tocara –

- No importa – rió Donghyuck acercándose a él – déjame ayudarte con eso –

- Es un pastel japonés - sonrió entregándoselo – para celebrar –

- Pondré la tetera –

- Prefiero café – dijeron nuevamente desde la entrada.

- No pudieron llamar, ¿verdad? – espetó Taeyong.

- Jungwoo, Jisung – canturreó el moreno – pasen por favor –

- Trajimos un árbol de la abundancia – dijo el menor, poniendo el pequeño arbusto sobre la mesita de café – para la abundancia – obvió, haciendo a su novio negar decepcionado.

- Listo – Yuta colgó el teléfono – Nana viene para acá –

- ¿Por qué? –

- Porque lo invité – asintió – traerá alcohol –

- Mark llegará más tarde – recordó Jisung – pasarían luego de su almuerzo con el papá de Chenle –

Taeyong restregó su rostro con su mano.

- Supongo que no será el día de estar a solas con mi chico –

- Habrá más días – animó SiCheng, palmeando su hombro – muchos de ellos –

Optimista por ello, giró a ver a su novio, quien preparaba gustosamente una merienda para compartir con sus invitados.

SiCheng tenía razón, tenían muchos días. Todos ellos.










Se habían despedido de su último asistente hacía alguna media hora, y justo terminaban de ordenar la sala.

Donghyuck tomó las copas sucias y comenzó a lavarlas mientras tarareaba una canción lenta.

- Deja eso cariño, lo haré más tarde – ofreció su novio, abrazándolo por la cintura.

- Está bien – se encogió de hombros – sólo son un par –

- Déjame ayudarte – dijo tomando un paño para comenzar a secar la vajilla limpia – y ¿te divertiste? –

- Mucho. Los chicos son muy atentos –

- Lo son – asintió de acuerdo – no estuvo tan mal que llegaran sin invitación. Incluso ayudaron a instalarnos –

- ¿Crees que Mark vaya a mudarse con Chenle? Parece que van algo rápido –

- Lo sé, también lo noté – tomó el montón de platos y los llevó a la alacena – creo que lo harán pronto –

- ¿Qué si tu padre se molesta? –

- Entonces estaré ahí para decirle que eso es lo que ha estado pidiendo. Que deje de fastidiarlo –

- Eres un buen hermano, cariño –

- Lo soy, ¿no? – alardeó, tomando sus manos para secarlas con el paño – en fin, me alegra que la pasaras bien –

- Ahora que estoy contigo, en tu hogar. No creo pasarla mal –

- Esta es tu casa, cariño – acarició su mejilla – yo sólo soy el pobre idiota al que le permites apreciar tu compañía –

El menor rió avergonzado.

- ¿Qué dices? –

- Que es tu casa – tomó delicadamente su rostro – en serio –

- ¿Qué? –

- Está a tu nombre –

- ¡¿Qué?! –

- Es mi regalo de bodas adelantado –

- ¿Vamos a casarnos? –

- ¿Lo dudas? – rió – amor, no planeo sólo vivir contigo. Quiero que hagamos esto bien –

- Dame un segundo – pidió, apoyándose en la barra – me siento algo abrumado –

- Toma tu tiempo –

- Esto es tan increíble – sonrió brillante – hace unos meses lo nuestro era un secreto. Ahora todo esto está sucediendo –

- No podría hacerlo con nadie más – declaró jalándolo en un abrazo – te amo –

- Te amo también – dijo acercándose para besarlo

Ya no tenían que esconderse, ya no tenían nada que ocultar.

Ya no estaba prohibido.

No puedo creer que yo totalmente olvidé publicar el final de Forbidden. Pueden odiarme hahaha

Como sea, la escritora está agradecida con sus siempre fieles lectores y quiere decirles que l@s ama mucho ❤️

ForbiddenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora