Capítulo 14

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En un día normal, Jungwoo despertaría apagando su melodiosa alarma; estiraría su cuerpo, complacido por el buen sueño, y revisaría su teléfono.

Atravesaría su enorme habitación para llegar al baño y tomar una relajante ducha de agua tibia.

Caminaría a su clóset en donde un jugo de naranja fresco esperaba por él, y abriría su alacena provisional para sacar una barra de granola para mordisquearla mientras seleccionaba el traje perfecto para el día, antes de dirigirse a elegir el reloj y pendiente que más le combinara.

La ventaja de compartir su lujosa mansión consigo mismo, era que contaba con la completa disposición de su personal para atender sus necesidades urgentes, como ese día.

Ese día no era un día normal, por lo que, tras un incidente inesperado, Jungwoo tuvo que ordenar que su desayuno fuera servido en el estudio, y no empacado para llevar

- Jungwoo – llamó la molesta voz de su jefe - ¿dónde mierda estás? –

- En casa – respondió con simpleza - ¿no leíste mi correo? –

- ¿Qué correo? – silencio – mierda, no. Mueve tu enfermo trasero a la oficina. Tengo un montón de estados de cuenta que aclarar –

- Envíamelos –

- ¿Disculpa? –

- Yuta, estoy enfermo. No voy a ir a la oficina por ningún motivo hoy – sentenció – si te urgen los estados de cuenta, vas a enviármelos y trataré de entregarlos hoy –

- Ni siquiera te molestes en aparecer mañana. Estás más que despedido –

- Viviré – dijo colgando la llamada

Esperó un par de segundos más antes de que en su pantalla apareciera un correo nuevo de su jefe con el asunto "Estados de Cuenta hijo de puta" y cerró la pantalla con una sonrisa triunfal.

- ¿Está muy enojado? – preguntó el otro, nervioso, sentado frente a él en su escritorio.

- Está furioso – rió – pero él siempre está furioso cuando está trabajando –

- Lo siento –

- No importa, cariño. Sólo trata de llamarme la próxima vez antes de aparecer en mi casa esperando a que pase el día completo contigo –

- Deja de ser un adulto gruñón – hizo un puchero – además, pudiste decirme que no querías y regresaría a mi casa –

- Regresarías a tu casa con una carita triste – se puso de pie para caminar hasta quedar frente a él y apoyarse en el escritorio – yo no te haría eso, Jisung –

El menor se sonrojó con una sonrisa, tomando su mano.

- Te ves muy guapo hoy –

- Me veo así todos los días – se encogió de hombros.

- Entonces debes tener un montón de idiotas tras de ti – rió con sorna.

- Ellos sólo pagan por mi almuerzo cuando Yuta no está de humor para hacerlo –

- Eso no está ayudándome – murmuró entre dientes.

- Relájate, bebé. Si quisiera salir con ellos no estaría en mi casa siendo la niñera de un niño celoso – se burló, caminando hacia su asiento nuevamente.

- Deja de llamarme niño –

- Deja de ser un niño – dijo abriendo su computadora para comenzar a trabajar.

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