Capítulo 19

301 38 2
                                    

Yuta estaba nervioso.

Había avisado a su familia que traería un invitado especial a pasar la cena junto a ellos.

Su madre, asumiendo inteligentemente que se trataba de su pareja, mandó a preparar una sustanciosa comida que contenía platillos de la nacionalidad de su invitado, así como se encargó personalmente de supervisar que la vajilla "especial" se instalara de manera adecuada.

Todo debía ser perfecto, y eso no hacía más que estresar a japonés.

- ¿Estás bien? – interrogó su novio desde el asiento del copiloto, mirándole divertido.

- Sí – tosió – sólo estoy algo nervioso –

- Saldrá bien, cariño – tomó su mano – no te preocupes más –

El mayor sonrió y lo miró fugazmente, arrepintiéndose al instante en cuanto notó la formal, pero desgastada, ropa de su novio. Sabía que enfrentarlo por ello sería grosero y que posiblemente traería una pelea innecesaria en el momento más inoportuno, por lo que decidió cambiar el tema para distraerse a sí mismo

- ¿No tenías algo mejor que ponerte? –

Si apretaba un poco más, podría sentir el sabor de la sangre que le provocaba el morder su lengua como lo hacía en ese momento.

- ¿Perdón? – se miró a sí mismo – ¿te molesta mi ropa? –

- No, yo... - negó – no –

- Sabes que no tengo dinero para comprar Gucci, Prada o lo que tú usas, ¿no? – alejó su mano, ofendido – honestamente, Yuta, creo que los del problema no son tus padres, eres tú. Siempre has sido tú –

- Amor... -

- No quiero hablar contigo, cierra la boca por favor – se cruzó de brazos, mirando hacia la ventana.

El mayor sabía que lo mejor por el momento era no decir nada, ya lo había jodido lo suficiente y cualquier cosa que saliera de su boca podría arruinarlo más.

Luego de un rato de silencio en que dio su espacio al otro y, en contra de su voluntad, consideró que era prudente preguntar.

- ¿Quieres que te lleve a casa? –

El chino giró a verle con el ceño fruncido.

- Cancelar mi compromiso con tus padres sería una grosería – negó – iré a tu casa a cumplir con la cita. Yo sí soy una persona con educación –

Yuta levantó la ceja y abrió la boca, sonriendo con sorna.

- ¿Disculpa? – lo miró - ¿qué significa eso? –

- Sabes perfectamente lo que quiero decir – respondió con su mirada aún en el cristal.

- Dices que no tengo educación, ¿sólo así? –

- Sólo así – asintió – una persona con educación no trata mal a otras personas porque las considera inferiores –

- ¿En qué puto momento dije que te consideraba inferior? – recriminó – jamás dije que pensara eso de ti, es una falsa acusación –

- ¿Estás seguro de eso? –

- Es una mierda, SiCheng. Tu afirmación es una mierda - presionó con fuerza el acelerador de su auto – y lo siento. Siento estar nervioso por no saber si el amor de mi vida va a agradarle a mis padres –

- Relájate, estás siendo dramático – regañó.

- Y ahora es eso – rió – bien, siento también no poder ser un puto osito de peluche todo el tiempo para que estés contento. Siento mucho ser un humano aparentemente imbécil que no puede dejar de joderla contigo. Siento no poder ocultar mis emociones negativas frente a ti, pero no lo haré más. Esto soy yo. Lo que viste en mi trabajo soy yo. Si esperas algo más, puedes irte y ya no voy a detenerte –

Silencio.

Por unos segundos, el auto se invadió únicamente de eso, de silencio.

Repentinamente, escuchó al menor removerse en su lugar para luego sentir unos brazos rodear su cuello y como un beso era depositado en su mejilla con calidez.

- Pero si siempre eres un osito de peluche – murmuró – sé que te molestas, que puedes tener un mal carácter, pero no es eso lo que nos hace pelear –

El japonés suspiró pesado y se orilló para estacionar el auto, girándose para quedar frente a él.

- Lo sé – acarició su mejilla – amor, lo siento mucho –

- Deja de decir eso – pidió abochornado.

- Pero lo hago – besó su nariz – y no quise ofenderte, pero estoy muy nervioso –

- Yuta – suspiró – no voy a mentirte, yo también temo no agradarles a tus padres. Me cuesta mucho trabajo pensar que la familia del hombre que amo podría no estar de acuerdo con lo nuestro por lo que soy, por lo que tengo, pero no me avergüenzo de ello, y si tú me aceptaste así, no necesito nada más –

- Por supuesto que no necesitas nada más. Tú eres perfecto – el chino rió – lo digo en serio, eres perfecto. A veces no sé como puedes estar con alguien como yo – confesó.

SiCheng sonrió enternecido

- Primero que nada, nunca antes había conocido a alguien que se hubiese interesado en mí sin detenerse a juzgarme antes, y eso te hace una persona maravillosa – besó sus labios con cuidado – y segundo, tú jamás me has tratado mal por más molesto que estés, y sé que no lo harías –

- Solamente me he molestado un par de veces frente a ti – entornó los ojos.

- ¿Estás jugando? – rió – cuando conduces, cuando hablas por teléfono con las personas de tu trabajo, cuando la gente me mira mal en los restaurantes a los que vamos juntos. Siempre eres un gruñón, pero nunca lo eres conmigo –

El japonés hizo un rápido recuento de dichas ocasiones sólo para notar que, en efecto, el menor había estado presente en sus peores momentos.

- SiCheng... -

- Basta – negó – no voy a juzgarte por tu carácter, pero no lo hagas conmigo, por favor –

- No lo haré – prometió acercándose a besar sus labios.

Se separaron luego de un rato con una sonrisa adormecida.

- ¿Aún quieres ir a donde mis padres? Nos retrasamos unos minutos –

- Diremos que fue el tráfico – dijo acomodándose en su lugar.

- Bien – asintió – terminemos con esto -

*Face palm for Yuta*

ForbiddenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora