Capítulo 17

329 46 13
                                    

- Quiero que conozcas a mi familia – soltó de repente

Se había sentido muy nervioso, hasta ese momento.

Fuera de cualquier expectativa, su novio solamente lo miró por un par de segundos antes de volver a su comida, asintiendo de acuerdo

- ¿Eso es todo? – preguntó medio molesto – ¿te digo que te llevaré donde mis padres y solamente asientes? –

- ¿Querías que me negara? –

- Quería una reacción, SiCheng – suspiró – ni siquiera estás nervioso –

- ¿Tú lo estás? –

- Bueno... - aclaró la garganta – sí, algo –

- ¿Por qué? – rió.

- Por lo que sucedió con Nana – admitió triste – él no debía dejar a quien amaba sólo porque mis padres no lo aprobaron –

- Yuta – lo miró fijamente – ¿terminarías conmigo si tus padres no me aprueban? –

- Por supuesto que no – se apresuró a responder.

- Claro que no lo harías – asintió de acuerdo – no te sientas nervioso por eso – dijo tomando su mano.

- No es eso – confesó temeroso.

- Cariño, ¿qué es entonces? –

- Temo que seas tú quien me abandone –

El menor parpadeó, confundido.

- No los conoces – continuó – ellos realmente tienen una extraña fijación por las clases sociales. Temo que insistan tanto con recalcarlo que seas tú quien termine por mandarme a la mierda –

- Te diré algo – apretó su agarre – si yo me siento ofendido te lo haré saber y saldremos de ahí –

- Amor – rió – si tú te sientes ofendido, yo no volveré a poner un pie en esa casa nunca –

- ¿Ves? No hay nada de qué preocuparnos – se acercó a sus labios para besarlo – te amo –

- También te amo, gatito – besó su nariz viendo como el otro se concentraba nuevamente en terminar su plato.

Sin embargo, los nervios seguían ahí.










Jaemin se encontraba sentado de lado desde el asiento del copiloto, mirando con ojos seductores al conductor, quien charlaba animadamente y se giraba para sonreírle de vez en cuando.

Había pasado el día completo junto a él.

Tomaron su almuerzo juntos, fueron de compras, y habían paseado en el parque junto al río por un largo rato. Su amigo era guapo, muy guapo. Era amable, elegante, y como él, era rico.

¿Por qué no podía gustarle?

Y no sólo se trataba de él, cualquier chico que le rodeaba sencillamente podría estar comiendo de la palma de su mano tras sólo unos minutos de conversación, pero simplemente no le interesaba.

Sin embargo, era Jaemin.

No le gustaba, pero lo quería.

Y él siempre tenía lo que quería.

Excepto...

- Llegamos – anunció el azabache – ¿necesitas ayuda con tus bolsas? –

- Claro que no, cariño – rió – gracias por la encantadora tarde – dijo acercándose sólo para rozar sus labios.

ForbiddenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora