Enamorada del profesor
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Fue como si su voz hubiera sido hecha para encajar con su nombre
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Sorbió por la nariz, con los ojos lagrimosos y los labios temblando. A sus pies descansaba su peluche de Patamon, ese que mamá había conseguido con tanto esfuerzo en la feria tras doce intentos y 4400 yenes, con su ala derecha desprendida del cuerpo, dejando sobresalir el relleno de algodón gracias a Meiko. Habían peleado por él porque la mayor quería usarlo para probar su paracaídas casero hecho 100% con materiales reciclados que tenía que presentar el viernes en clase. Sin embargo, en un momento durante el forcejeo, ambos tiraron con demasiada fuerza hacia cada extremo y el sonido de la tela rasgándose irrumpió entre sus gritos.No reaccionaron hasta que cayeron al suelo y Len, horrorizado, miró el ala que tenía entre sus temblorosas manos antes de alzar los ojos rápidamente hacia su hermana, quien tenía el resto del peluche entre sus brazos.
— ¡Niños! ¿¡Qué demonios es todo este escándalo?! —Saeko Sakine, descalza y manchada por la tierra del jardín con la que había estado trabajando, entró como un torpedo a casa, alarmada por los gritos.
— ¡L-Lo has roto! —Pero Len la ignoró, asustado, alzándose con torpeza del suelo—. ¡Has roto mi peluche, Meiko!
— ¿Has roto su juguete, Mei? —La mujer parpadeó confusa, desviando sus ojos azules a su hija.
— ¡No es cierto! —Respondió, levantándose también del suelo—. ¡Él tiró con fuerza, no es solo mi culpa! —Se defendió agitada, con el orgullo por delante y la culpabilidad pesándole en el pecho frente a los ojos cristalinos de su hermano.
— ¡Te dije que lo soltaras y no me hiciste caso! —Recriminó, arrugando su ceño mientras se aferraba con más fuerza al ala.
— Len... —Trató de acercarse a él para tratar de calmarle, pero el menor se alejó, fulminando a su madre con la mirada.
— ¡No, es su culpa! ¡Por su culpa Patamon ya no tiene ala! —Volvió a mirar a su hermana y se acercó a ella con enfado para arrebatarle el resto del peluche—. ¡Eres... eres... —vaciló unos segundos—... una tonta! —Soltó finalmente para sorpresa de ambas antes de voltearse y correr hacia su habitación, haciendo sonar sus pasos e ignorando de nuevo el llamado de su madre.
Se encerró en su cuarto, aguantando el lloro mientras intentaba reparar el ala de su peluche con cinta adhesiva, en vano.
— ¿Len? —Se sobresaltó con ligereza cuando, minutos más tarde, escuchó los golpecitos en su puerta—. ¿Puedo pasar? Quiero arreglar a Patamon. —Frunció sus labios y frotó uno de sus ojos con su manita.
— ... Vale. —Murmuró lo suficientemente alto para que su madre, con la oreja pegada a la puerta, le oyera.
Saeko sonrió aliviada antes de abrir la puerta y adentrarse, con un kit de costura (que en realidad era la caja de galletitas que compró hace cinco años) entre sus manos limpias.
— ¿Te encuentras mejor, cariño? —Preguntó con suavidad, observando a su niño sentado frente al peluche diseccionado y un par de ovillos de cinta adhesiva regados a su alrededor.
— No. —Masculló, frunciendo más el ceño y cruzándose de brazos mientras apoyaba su espalda contra la cama. Su madre se sentó con las piernas cruzadas y abrió la caja, rebuscando en ella las tijeras y un rodillo de hilo naranja—. Meiko rompió mi peluche, no se lo voy a perdonar nunca.
Los labios de la mujer se curvaron con sutilidad en una cálida sonrisa.
— Sabes que fue sin querer, ¿cierto? Mei-chan no haría eso con malas intenciones. —Aseguró, desenrollando una buena tira de hilo que cortó con las tijeras. Dejó de lado el rodillo y extrajo una pequeña funda negra en la que guardaba todas las agujas.
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Enamorada del profesor | RiLen
Fanfic| Hiatus indefinido | Quien me diría a mi, Rin Kagamine de casi 18 años e hija insectofóbica de un exterminador, que lidiaría con tantísimos problemas. Que sería la novia de mentira de mi mejor amigo, Mikuo, enamorado de su prima Miku, que también e...