3. Carisma vivaz

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Un pantalón suelto grisáceo y una blusa negra adherida al cuerpo fueron el cambio de Cassy, salió lista de la habitación alegre dirigiéndose a colgar su bata en alguna percha que encontrase por allí, una que divisó en pleno pasillo. La castaña desde la cocina ordenaba carpetas del trabajo entre suspiros pesados, sus ojos se cerraban por sí solos y sus brazos caían debido al cansancio.

Un sonido sutilmente alto interrumpió en las actividades que realizaban ambas chicas, Jaehee pensó en pedirle a la pelinegra que atendiese el timbre porque estaba más cerca, mientras que Seis no descifraba qué era ese chillido extraño que provenía de sólo unos cuantos pasos a su izquierda.

—¡Cassy! ¡Es el timbre! —gritó la de lentes sobresaltando a la antedicha— ¡Abre la puerta por favor!

Unas lentas pisadas fueron resultado de la petición de la castaña, se acercaba con calma y cuidado excesivo por el temor a lo nuevo. Sobretodo porque no había abierto este tipo de puertas jamás, sólo conocía las deslizantes, así que le importaba hacerlo bien, o al menos un poco acetable. Tomó la manija con ambas manos y tragó saliva, exhaló con los ojos cerrados antes de girarla. Sus vellos se erizaron por la tensión que estaba experimentando en ese momento, y lo hizo, dio vuelta sus palmas con el picaporte entre ellas y tiró hacia atrás, resultando con éxito su desafío.

Se palmeó mentalmente al sentirse ridícula, había pensando en que sería más complejo.

La azabache dio un vistazo a quien se hallaba al otro lado, un chico con un cabello que tenía una peculiar tonalidad; que le recordó al cielo de su mundo. Un rojo fuerte, vívido y vistoso, simplemente algo que en primera instancia le pareció precioso. Bajo esos desordenados mechones colorados se posicionaban sus dorados iris con un fino brillo adornándolos. Y sobre estos, lentes, pero no como los que de la castaña, estos llamaban más su atención, color gris y amarillo alternados en franjas rectas que la hizo esbozar una media sonrisa por la vibra que transmitían.

Él completo era despampanante.

Luciel, por su lado, curvó sus labios en señal de alegría al verla. Le había parecido muy linda, y lo que más llamó su atención eran sus ojos, pues eran tan puramente oscuros que parecía que no existían sus pupilas en ellos. Mas algo le perturbó después de unos segundos frente a la fémina, y fue el recuerdo inconsciente de la imagen de cierta rubia que conocía. Analizando la razón de sus memorias, un silencio se dio entre ellos, hasta que el pelirrojo lo rompió dejando esa vaga visualización a un lado sin darle importancia.

—Así que tú debes ser la chica que mencionó Jaehee —sonrió, mostrando una perfecta dentadura—. Qué linda... casi tanto como mi Elly.

¿Elly? ¿Quién sería? Inquirió en su mente Cassy, pero sin preguntárselo a él. Lo único que salió de sus labios fue un saludo seguido de un agradecimiento por el agradable y extraño cumplido recibido.

—Hola, gracias... y pasa.

Él ingresó tarareando una melodía que llegó a los oídos de ella, y no supo de qué trataba tal sonido. Aunque sólo emitía con la boca cerrada una de las canciones que más le gustaban del soundtrack de LOLOL.

—Luciel... ¿Luego de esto irás a acompañar a  Zen verdad? —preguntó Jaehee seria, que se había acercado a la entrada—. Tú puedes ayudarlo mucho más que yo —soltó un suspiro preocupado poniendo su mano en la frente.

Cassy comprendió que la castaña tenía planes con alguien y ella estaba interfiriéndole. Su mente expresaba un constante «lo siento» seguido de unas muecas extrañas que se hacían presentes en su rostro debido a la vergüenza de entrometerse en algo que no le correspondía. Luciel captó las reacciones de la fémina y rió bajito para no incomodarla, así que para calmar un poco su situación, habló jugando.

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