Porque nuestra conexión es más fuerte que ese forzado vínculo.
¿Qué importa que seas de otro mundo?
Nuestro lazo es único, especial y adictivo.
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• Fanart de la portada: @Reii_70707 en twitter.
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—... Y así es como podría terminar con alguien durmiendo a su lado —pausó dudando de sus palabras—, pero recuerde que tiene que cuidarse, utilizar protección —enfatizó el último concepto, levantando las cejas—. Se evitará cualquier percance, y créame que eso es un alivio.
«Percance: embarazo»
Jaehee rió entre la incomodidad formada por la escena, la cara de Cassy mostraba todos sus pensamientos internos. Un pequeño tic se presentó en una de sus negras cejas y sus labios temblaban buscando alguna palabra que decir, pues tenía todas las intenciones del mundo en agradecerle por la paciencia a la de anteojos. Pero no podía vocalizar nada, sólo gesticular intranquila.
La azabache había hecho cortocircuito.
Todavía desconcertada y fuera de la realidad, Seis se levantó caminando a pasos atontados hacia la sala en la que estaban los chicos. Se sentía caliente, sobretodo su cabeza, la temperatura de su cara era muy elevada producto de su descontrolada imaginación. El desasosiego causado por lo que sentía la molestaba, nunca le había gustado demasiado estar sonrojada, menos con una ola de calor invadiendo su piel.
Los cuatro la miraron, el pelirrojo se le acercó riendo y sostuvo sus mejillas con las manos apretujándolas conteniendo una carcajada.
—Pareces un tomate —la molestó— ¡Qué linda!
El rubio rió y quiso preguntar qué habían hablado dentro.
—¿Qué te dijo Jaehee? O más importante... ¿Estás bien?
—¿Qué tanto corrompió a mi súbdita? —bromeó Seven sin cesar el agarre.
—Creo que deberías soltarla... está muy avergonzada —rió el peliblanco, viéndola con cierta ternura—. Así que realmente no recordabas.
—No es gracioso... —sin darse cuenta, tapó su rostro con ambas palmas, alejando las manos de Luciel.
—¡Aw! ¡Eres tan tierna! —se burló nuevamente Seven, tratando de volver a capturar la piel escarlata de su rostro.
Las piernas esbeltas de la pelinegra se movieron automáticamente, logrando separarse con rapidez del de anteojos y caminar hasta una de las blancas paredes. Sólo se quedó allí de frente a ella y miró al suelo, sonrojándose aún más.
No poseía en ese momento las facultades normales para controlar su cuerpo.
Tal vez por la incomodad o la vergüenza que sentía.
—¿Tan mal te dejó? —dudó Yoosung mientras reía de nuevo.
No lo pensó dos veces y asintió, sin decir nada más.
Era medianamente comprensible, nunca había pasado por una conversación de ese tipo, pero gracias a eso; entendió el motivo de las burlas hacia ella. Sin embargo, no sabía del tema, jamás en toda su vida había conocido algo así, y tampoco puedo razonar el porqué a la gente le gustaba tanto el sexo. ¿Qué podría tener de bueno? Sólo le sería extraño y embarazoso.