Porque nuestra conexión es más fuerte que ese forzado vínculo.
¿Qué importa que seas de otro mundo?
Nuestro lazo es único, especial y adictivo.
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• Fanart de la portada: @Reii_70707 en twitter.
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El agudo chillido de algo desconocido hizo que Cassy se despertase de su sueño. Tapada hasta la cabeza en una gruesa frazada abrió los ojos con dificultad, la grande y suave manta la envolvía por completo, manteniendo su calor corporal en una buena temperatura. Estiró su cuerpo oyendo sus articulaciones sonar, dio un bostezo perezoso y se rascó el mentón buscando a Jaehee con la mirada. Desafortunadamente, no la divisó en la habitación, sólo captó que se durmió en el sofá del comedor. Así que dejando su somnolencia de lado, levantó su cuerpo y dobló la cálida sábana de polar para colocarla ordenada sobre el cómodo sillón.
Por más que intentó, no logró recordar el momento en que cerró los ojos y perdió consciencia de todo. La confusión de cuánto tiempo llevaba descansando le molestaba, lo sentía como instantes perdidos.
Volvió a observar sus alrededores frunciendo sus labios y notó algo en particular que la atrajo instantáneamente. Las cortinas tenían sobre ellas lo que Seis creía que eran pequeños y delicados hilos blancos sobresalientes en una gran concentración de estos.
¿Qué es eso? Se preguntó.
Decidida a escudriñar, sujetó con las yemas del pulgar e índice uno, poseía una suavidad innegable y una fineza impalpable, todos eran exactamente iguales. Cubrían hacia abajo toda la tela que contorneaba los lados de la ventana, dando como próximo destino, el piso. Mejor dicho, la alfombra que era parte de este, en esa zona; estaban en una cantidad mayor que la primera, eran mas vistosos y estaban un poco incrustados los unos con los otros.
De forma inesperada, Jaehee se abrió paso en el cuarto, su aspecto descuidado y despeinado llamó la atención de la azabache, quien se preocupó al verla así, no como cuando la conoció. La palabra «masacrada» retumbó en su mente para referirse a la castaña, la respiración irregular de la misma era pesada, y apretaba los brazos con fastidio.
La de anteojos sólo quería dormir, la incomodidad y molestia que sentía se manifestaba en su cuerpo como un fuerte dolor de cabeza, y pelear con una criatura forcejeando en sus antebrazos le hacía gruñir, maldiciendo todo a su paso entre dientes.
—Cassy... despertó —suspiró, tenía ojeras, la de ojos negros notó que no había descansado bien—. Si tiene hambre puede comer lo que quiera, yo tengo que encargarme de unos asuntos por aquí —dijo mientras señalaba lo que sostenía.
Seis alzó ambas cejas curiosa dispuesta a saciar su sed de respuestas por le energía que recuperó en su reposo.
—¿Eso es...?
Apreció unos pequeños triángulos puntiagudos adheridos a una superficie extraña que estaba conformada por el mismo material que encontró en las cortinas y alfombra. Se movía intentando escapar de la castaña y gruñía hostil hacia ella. Cassy se percató de que no se trataba de una «cosa» como había pensado, se dio cuenta de que era un ser vivo.
—Esto... —dijo angustiada— Es un gato, ¿No recuerda? —inquirió decepcionada—. Es la gata de mi jefe, la estoy cuidando.
Con lentitud, recelo y cuidado, la azabache comenzó a acortar la distancia existente con Jaehee. Su objetivo era ver por completo al «gato», mientras que la felina dejó de emitir sonidos amargos y maulló dulcemente, enterneciendo a la pelinegra.