15. El reflejo por nuestro vínculo

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Se decidió a dar una sutil explicación, deseando que eso apaciguase las intenciones de la rubia.

—Um... no lo creo tan así —tragó saliva antes de continuar—. No suena mala idea unirme a su organización, no lo rechazo completamente —pausó tomando una bocanada de aire—, no soy alguien que tiene la facultad de comprender el dolor de los demás, pienso que todos sentimos distinto.

Los ojos verdes de Rika se entornaron desconfiando de cada palabra dudosa que emitía la pelinegra. Trataba de analizar con la mirada cada uno de sus movimientos, aunque fuesen mínimos y casi imperceptibles.

Pero Cassy de alguna manera misteriosa, podía decir que poseía la habilidad de ver a través de esos iris; podría captar incluso sus pensamientos, como si fuese casi por telepatía, pero no tan explícitamente. Observaba muchas cosas, bastante dolor, rechazo e impotencia acumulados de muchísimos años anteriores, y que aún seguían ahí, esperando el momento perfecto para salir de golpe y sin previo aviso, arrasando y destruyendo todo a su paso.

Ese desastre era inminente, o eso creía.

La azabache se estremeció ante tal pensamiento y frotó sus manos ansiosa por huir del lugar. Quería que esa reunión finalizase pronto.

Jaehee notó aquella sensación, pero no se le ocurrió ninguna excusa ideal para irse, y tampoco podía dejar a sus acompañantes almorzando solos. Lo consideró un tanto maleducado de su parte.

Tanto Seis, como Rika, se percibía cercanas la una de la otra, se veían como si fueran un reflejo de la contraria, un espejo que retrataba todos sus interiores, desde la angustia amontonada de la de ojos verdes; hasta la torpeza indiscutible que mantenía la de iris negros, aunque físicamente luciesen distinto.

Pero Cassy comprendió.

Supo que ella no había pasado ni por un décimo de lo que había vivido la rubia en toda su vida.

Era inquietante apreciar su triste interior, que era dueño de los dolores más ocultos de su pasado.

La fémina de cabello claro tomó como una aceptación la respuesta de la chica. Pero, realmente seguía dudando hacerla parte del grupo.

Tal vez lo hacía solamente porque a los demás les agradaba.

—Le diré a Luciel que te de acceso al chat de la RFA —sonrió ella, cegada por sus sensaciones hacia la muchacha— ¿Comemos algo?

Todos aceptaron, ya fuese asintiendo o dando una sonrisa. Cassy se sentía incómoda, aunque de todas maneras, tenía hambre, no había comido nada con el fin de guardar espacio para el almuerzo pagado por la pareja. No quiso desaprovechar la oportunidad.

Un intruso se adueñó de la mente de la pelinegra en un segundo, se imaginó al pelirrojo y se preguntó a sí misma, ¿qué estará haciendo? También se dió una respuesta para eso al instante, quizás esté trabajando. Pero ella sólo esperaba que no se estuviese sobre esforzado demasiado.

Los demás leyeron la carta del menú que había sobre la mesa, mientras la chica estaba perdida en sus fantasías. Ellos optaron por algo ligero como alguna ensalada con carne o sopa.

V se inquietó, se percató del estado de alerta en el que se hallaba su novia. Pero no hizo nada contra ello, sólo lo dejó estar, sin pronunciar una palabra. Únicamente se preocupó.

Seis, al notar que los otros ya estaban ordenando sus platos, quitó a Seven de su cabeza forzosamente y pidió algo sencillo al mesero, le gustaba el arroz; así que ordenó algo con ese clásico acompañamiento.

Y luego de unos minutos, se dio cuenta de sus sentimientos mezclados por Rika. No era una atracción, mucho menos amor.

Claro, ¿Cómo no pudo notarlo?

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