Deberías temerme || Sprousehart.

Capítulo nueve

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Un pelinegro se encontraba en su habitación, cuando recordó a Lili, vió la hora, ya habían pasado 15 minutos de la hora acordada, maldijo en su mente y salió de su habitación para entrar en la de al lado, sin llamar antes y encontrarse con una rubia de espaldas y en ropa interior.

—Lo siento— murmuró, sin embargo, no podía moverse, su cuerpo no respondía a los mandados del cerebro.

—¿¡Qué carajos Cole!?— preguntó esta colocándose la remera rápidamente y volteando enojada.

—Lo siento mucho, esperaré afuera— dijo para salir rápidamente de ahí y dar un largo suspiro.

Y mientras la chica terminaba de vestirse, este se sentó en el suelo junto a la puerta para reflexionar sobre todo lo que había sucedido en tan solo un día.

Sin embargo oyó la puerta abrirse e inmediatamente levantó la vista para encontrarse con una rubia ya vestida, observándolo divertida.

—Sprouse— lo llamó al ver que este no decía nada— ¿te quedarás ahí sentado o vas a pasar?— preguntó divertida.

—Claro que sí hermosa— dijo levantándose para pasar y sentarse al borde de la cama— y… ¿Cómo estás?— preguntó algo dudoso— por lo de tu madre digo— aclaró.

Esta dudo un poco— creo que el saber quién es el culpable me tranquiliza un poco— dijo mientras se sentaba a su lado.

—¿Y qué vas a hacer para vengarte?— preguntó evitando su mirada, por alguna razón, algo lo inquietaba.

—Cole, ¿tienes miedo o estás nervioso por otra cosa?— preguntó la rubia algo extrañada.

—Es que, eres muy hermosa y estoy tratando de no cagarla rubia— dijo coqueto.

—Y ahí volvió Sprouse— dijo esta divertida y ambos rieron.

—Oye— este se puso serio— si necesitas que te ayude o algo… solo tienes que decirme.

—Mira, Cole— dijo esta para mirarlo a los ojos— no quiero meterlos más en mi mierda, solo necesito que se cuiden y sean inteligentes. No quiero que les pase nada por mi culpa, además yo puedo encargarme sola— dijo dándole una mirada tranquilizadora.

—Te admiro de verdad— este la miraba con cierto brillo en sus ojos y una sonrisa boba.

—Ya puedes enamorarte— dijo esta divertida.

—Tarde, ya me enamoré hace mucho— dijo encogiendose de hombros divertido. Sin embargo, esas palabras habían logrado que una extraña sensación recorriera el estómago de ambos.

—Cállate tonto, terminemos de acomodar todo, que mañana tenemos nuestro primer día de escuela— esta rió levemente y siguieron con lo suyo.

Luego de que terminaran, Cole se despidió para irse a su cuarto y Lili se recostó para descansar.

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