Capítulo cuarenta y dos

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El lunes en la mañana, la rubia despertó, pero no por su alarma, sino por la música que venía de abajo.
En ese mismo momento también sonó su alarma.

—Cuanto ruido para un lunes— murmuró de mal humor para apagarla, volteó a ver a su novio que también se había despertado— Buen día— le sonrió.

—No sé que tendrán de buenos— dijo de mala gana y la rubia rió para dejar un beso en los labios del chico.

—Arriba Sprouse.

Cole fue a su habitación y Lili se alistó y bajó, para ver a Camila y a Madelaine hacer el desayuno mientras bailaban y cantaban escuchando canciones de Harry Styles.

—Amo a Harry Styles, pero son las 7:15 de la mañana— se quejó la rubia terminando de bajar las escaleras.

—Cami se volteó a verla— Just stop your crying, it's a sign of the times— cantó y Lili rió.

—Buenos días— saludó Mads sonriente.

—Buenos días— correspondió la ojiverde.

(...)

A las 8a.m, ese grupo de chicos entraba en la preparatoria, robándose todas las miradas como lo hacían siempre, cada uno se fue por su lado y luego volvieron a juntarse a charlar hasta que se hiciera la hora para entrar a clases.
Una cabellera rosa se paró detrás de la rubia y la llamó.

—Lili Reinhart— la rubia volteó a verla, en realidad, todos lo hicieron.

—¿Morgan?— preguntó confundida— ¿Qué haces en Vancouver?

—Negocios de la familia— dijo arrogante y su mirada se desvió a las manos entrelazadas de Cole y Lili, su mirada rápidamente subió al rostro del pelinegro— tú debes ser Cole Sprouse— sonrió coqueta.

—Mi novio— recalcó la rubia mirándola seria— ¿Qué haces en esta preparatoria?

—No tengo porque darte explicaciones— sonrió victoriosa.

—Bien. Entonces esfumate— dijo y volteó para seguir hablando con sus amigos.

Cuando la pelirosa se fue, todos comenzaron a preguntar sobre ella.

—Los Morgan, de New York— comenzó— ella es Vanessa, la más pequeña de la familia, va a primer año, siempre me detestó.

—¿Por qué?— preguntó Cami confundida.

—Porque toda la mafia me elogia por ser la única chica que se hace valer y se encarga de proteger a su familia sin la necesidad de matones, todas son princesas sobreprotegidas y caprichosas de papá, menos yo— rodó los ojos— y esa chica, detesta que no le den atención, quiere todo lo que tengo— todos asintieron.

—¿Y no sabes lo que hace aquí?— preguntó Kj.

—Conoce a Cole, no es raro porque se volvieron muy prestigiados, pero probablemente sean negocios con tu familia— miró a su novio— de igual forma esta tarde iré a hablar con papá.

(...)

Y esa misma tarde la rubia caminaba furiosa por toda la mansión para entrar al despacho de su padre sin llamar.
El hombre levantó la vista de los papeles y frunció su ceño confundido.

—¿Puedo saber el motivo de tu molestia?

—¿Sabías que los Morgan están en Vancouver?— preguntó sentándose frente a él.

—Sí, quieren hacer negocios con los Sprouse y conmigo también.

—Con razón— murmuró la rubia— ni lo dudará esa perra.

—¿Qué?— preguntó su padre confundido.

—Vanessa Morgan papá— habló obvia.

—¿Qué pasa con ella?

—Esa chica quiere todo lo que tengo prácticamente, no dudará ni dos segundos en abalanzarse sobre mi novio para robarmelo.

—¿Se lo permitirás?— este elevó una ceja.

—Claro que no— dijo obvia.

—Entonces no te preocupes, Cole es un buen chico.

—Lo sé, pero esa niñita va a joderme todo lo que resta del año escolar.

—¿Va a tu preparatoria?— preguntó confundido.

—¿Cómo crees que me enteré de que están aquí?

—No lo sé— se encogió de hombros— tal vez Esteban te había contado.

—¿Él lo sabía?— preguntó seca.

—Sí…— asintió dudoso.

—¿¡Por qué no me contó!?— preguntó indignada— iré a hablar con el inútil de mi mejor amigo— se levantó de su asiento.

—¿Entrenarás a Cole hoy?— preguntó un poco alto, ya que la chica se encontraba saliendo de la oficina.

—Sí— asintió para irse.

La rubia caminó hacia la sala donde la esperaban Cole, Esteban y Drew.

—Tú no me contaste nada y lo sabías— señaló amenazante al castaño.

—No creí que fuera relevante— se excusó.

—Claro, que una familia llegue a Vancouver a hacer negocios no es relevante pero el ver una ardilla frente a casa sí_ dijo irónica y los otros dos presentes rieron.

—Es que era muy tierna— se defendió.

—¿Ardilla tierna?— preguntó el morocho divertido.

—Era en verdad tierna— aclaró Esteban— y tú no tenías derecho a menospreciarla— señaló a la rubia.

—Era una ardilla Esteb— habló frustrada— ni siquiera notó que estabas presente en el mismo lugar que ella.

—Igual, deberías respetar a la pobre ardilla— reclamó y los otros dos chicos volvieron a soltar otra carcajada.

—Agg— la rubia rodó los ojos— no voy a discutir contigo por una ardilla tierna, vamos a comenzar con tu entrenamiento Cole— este la tomó de la cintura y comenzaron a caminar.

Los otros dos chicos se miraron con una leve sonrisa y caminaron tras ellos.

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Esteban es yo defendiendo a mi perrita porque mi mamá le dijo que era fea jajajaja.

Deberías temerme || Sprousehart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora