❝ Incluso si jamás nos hubiésemos encontrado, siempre llevarías mi corazón contigo. ❞
Camila está enamorada de su vecino y compañero de clase, Shawn. Conseguir enamorarlo ha sido su objetivo desde siempre pero cuando Luke aparece en su vida junto...
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Espero un taxi en la salida del hospital, es tarde y mamá me ha mandado a casa luego de que programarán la cirugía de papá.
Fue un día largo, más aún luego del reencuentro con Shawn. Si me hubiesen dicho que me encontraría a Shawn aquí, no me lo creería. Después de tanto tiempo.
El claxon de un auto me hace brincar y volteo para encontrarme con él, de nuevo..
— ¿A dónde vas? — cuestiona y no hay expresión en su rostro.
— A casa.
— Te llevaré. — su tono es firme.
— No te preocupes, tomaré un taxi. — ¿Subir a un auto con él? No, gracias.
— ¿Dónde vives ahora? Te llevaré. — insiste.
¿Por qué la insistencia? No quiero que sepa dónde me encuentro ahora. Debió quedarse en la capital, ¿para qué volvió? Por algo hace un par de años le rogué a mamá que me dejara mudarme de casa.
— De verdad, no te preocupes. — digo esperando que desista. Aunque por la sonrisa en su rostro y su mirada está claro que no va a hacerlo.
El claxon de un auto detrás del de Shawn suena y el hombre reclama puesto que se ha quedado parado en medio del camino.
Él sonríe y con la mirada señala el asiento de copiloto.
No subiré a su lado de ninguna manera. Abro la puerta trasera sólo para encontrarme con que hay muchos objetos sobre los asientos traseros. Rendida rodeo el auto hasta subir al asiento de copiloto y logro divisarlo intentando no reír.
Cuando me adentro al coche lleva una sonrisa ladina y por alguna extraña razón me hace enojar. ¿Por qué quiere llevarme? Debería dejarme en paz.
Tantos años sin él y ahora el destino lo pone de nuevo en mi camino. Creo que no le basto con que Shawn me rompiera el corazón.
Lo más extraño de todo es que mi corazón sigue dando un vuelco cada que lo ve y eso me lo demostró hoy luego de verlo. La misma sensación de hace años vino a mi y todos los recuerdos junto a él me arrollaron cual camión.
Él me pide mi dirección y se la índico, cuando para en un semáforo noto el silencio incómodo entre ambos. Pero, ¿qué se puede esperar de dos personas que hace años no se ven? Él no ha cambiado en nada.
Su semblante sigue siendo frío, su cabello un poco más largo que la última vez que lo vi y su voz es más grave.
