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Como era de esperarse, no fue necesario mucho esfuerzo para que Berlín perdiera el control de su cuerpo por lo que lo beso, pero estaba lejos de ser un beso tierno, fue un beso demandante, lleno de bronca, enojo, tristeza y sobre todo amor, la cabeza de este estaba hecha un lío repleta de emociones encontradas que no sabía que demostrar primero, tenía mucha bronca porque sentía que no era justo que le este pasando esto a tan solo dos días de irse después de todo el esfuerzo que había hecho, estaba enojado porque siente que si Amadeo no hubiera visto la maleta no estaría actuando como lo está haciendo ahora y estaba feliz porque había esperado este momento desde que se dio cuenta que sus sentimientos hacia Amadeo eran verdaderos, tristeza porque sabía que lo que pasará hoy solo iba a ser un recuerdo que guardará en lo más profundo de su corazón y servirá como motor cada vez que decaiga.

La ropa de Amadeo comenzó a estorbarle por lo que se la saco lo más rápido posible para no darle tiempo a pensar, temía porque este en cualquier momento lo detenga por lo que tenía que ser muy ágil, Berlín en un movimiento rápido lo subió para que este abrace su cintura con las piernas cuando ya lo había despojado de todo, luego camino hacia el mueble sobre el cual lo dejo para colocarse entre sus piernas, sin darle tiempo a nada y sin ninguna preparación se hundió en el ganándose varias maldiciones del chico las cuales cayó besándolo de la forma más apasionante y excitante que podía existir, porque si había algo que Berlín tenía y muchos le habían halagado era lo bien que besaba.

La manera en la que Berlín lo besaba, la forma en la que Berlín lo embestía solo decía una cosa... enojo, porque este solo quería una cosa, que sienta su dolor, que sienta su amor, que sienta las ganas que este le tenia hace mucho tiempo, es por eso que no se molestó en ser cariñoso, aparte de que los jadeos que Amadeo emitía cada vez que se separaba de su boca lo estaba volviendo loco y Berlín los guardó en sus recuerdos como el mejor sonido que hubiera escuchado en su vida, cualquiera que lo vea diría que estaban desesperados, haciendo el amor como conejos, pero este no tenía el control de su cuerpo y se dio cuenta de eso cuando Amadeo lo tomó de la cara para que lo mire, ambos estaban sudados, con la respiración agitada, pero había algo que los diferenciaba, en la mirada de Amadeo había preocupación y en la de Berlín tristeza es por eso que no pudo detenerlas.

Que pasa Berlín?...- secó sus lágrimas mirándolo preocupado cuando se detuvo.

Nada, solo... besame Amadeo....

Amadeo hizo lo que le pidió, pero no lo beso con la misma desesperación que él sino que con amor o eso es lo que sintió Berlín, sus besos eran lentos pero profundos, demandantes pero a la forma de Amadeo... con calma y con todo el amor que pudiera demostrar a través de un beso y él se sintió morir porque no sabría como seguir sin él después de esto. Después de unos minutos ambos terminaron, Berlín llevó su frente al hombro de Amadeo pero este tomo su rostro entre sus manos, junto un momento sus frentes mientras recuperaban la respiración antes de volver a unir sus labios en el beso más tierno que Amadeo jamás haya dado provocando que las lágrimas nuevamente vuelvan a salir de los ojos de Berlín empapando sus mejillas.

Dejarás de llorar en algún momento?...- Berlín asiente porque no logra omitir palabras.

Quédate conmigo por favor?...

Pero qué diremos cuando lleguen?...- pregunto entre besos por toda su cara.

Eso es lo que menos me importa...

Amadeo bosteza asintiendo logrando que una sonrisa se asome en los labios de Berlín, este se sale del interior de Amadeo para tomar su toalla la cual descansaba a su lado y los limpió a ambos antes de caminar hacia la cama donde lo acostó para luego hacer lo mismo a su lado, para su suerte Amadeo se durmió rápido y no pudo ver a Berlín llorar nuevamente, se levantó con cuidado para ducharse y que el agua camuflara su llanto, su cuerpo a los pocos minutos comenzó a convulsionar por lo que decidió salir para no despertarlo, se colocó el short que había buscado antes de entrar a la ducha y salió sintiendo que se estaba ahogando en ese cuarto y aunque le dolía pensarlo, sintió que tenía que estar lejos de él para volver a respirar, caminó rápido hasta el patio trasero, una vez fuera caminó un par de pasos más hasta estar lejos de la casa donde sus piernas fallaron haciendo que caiga de rodillas llorando desconsoladamente.

El Sumiso... Seras tu...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora