VI. ¿Podemos hablar?

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Tenía mi mirada perdida, y mis labios se abrían levemente. Preocupado por mi situación económica di un sonoro suspiro, de pronto vi asomar a Camille.

-hola Alex -saludó sonriendo

-hola... -saludé en un tono bajo

-¿estas bien? -me preguntó acercándose, negué con la cabeza cabizbajo

-...¿qué te ocurrió? -me pregunta con voz afligida

-me despidieron de mi empleo... -le contesto con voz baja, sus ojos se tornan en compasión y sus hombros se caen, miro mis pies mientras dejo que mi cabello azabache me cubra el rostro, siento unos brazos rodeándome, abro bien los ojos y me dejo caer en los brazos de Camille, le devuelvo el abrazo y entierro mi cabeza en su hombro, ella acaricia lentamente mi espalda tratando de tranquilizarme.

Pero ese es el problema... que estoy tranquilo, y no quiero estarlo, ¡me han despedido! tendría que estar preocupado y hasta hincado llorando plegarias al cielo, me han quitado lo único que sostenía a mi familia... y estoy tranquilo. ¿qué ocurre conmigo?

-tranquilo Alex... todo se solucionará, ya verás -me susurra en el oído, cierro los ojos y suspiro

-eso espero... -mi voz tambaleó en un hilo de tristeza, no separamos y me dedicó una sonrisa cálida

-¿nos vamos? -tomó mi mano sonriendo de lado, mis labios de curvearon un poco y asentí.

Luego de caminar por un largo tiempo en silencio, llegamos a una colonia donde tuvimos que subir una pradera para llegar a un pequeño bosquesillo.

Nos sentamos bajo la sombra de un árbol y sacamos nuestros cuadernos.

-bueno... he investigado algunas cosas en casa -me dijo Camille

-¿prefieres hacer un esquema en un cartel o una maqueta?
-me preguntó

-lo que sea... -respondí en voz baja mientras miraba mis dedos entrelazados, suspiró cortamente

-oh venga Alex, ánimo -me dijo colocando su mano sobre la mía, respiré hondo y exhalé.

Después de leer muchas cosas acerca de estos animales asiáticos, creo que es mi animal salvaje preferido.

Luego de terminar la tarea, cansado me recosté en las piernas de Camille, ella comenzó a acariciar mi cabello y se recostó en el abeto.

-¿dónde trabajabas Alex? -me preguntó

-en un Cyber café -respondí cerrando mis ojos dejando que mechones de cabello volaran a sus anchas al compás del viento

-oye, ¡mi madre es dueña de uno! -exclamó

-puedo pedirle que te de empleo -me dijo, me levanté, me volteé y la vi a los ojos

-¡¿en serio?! -le pregunté con un poco de esperanza, asintió con una sonrisa, sonreí abiertamente

-gracias Camille -me abalancé sobre ella abrazándola, rió levemente por mi emoción y me abrazó fuertemente

-de nada... -dijo en voz baja.

Estuvimos así un rato hasta que oí una voz que me puso los pelillos de mis brazos de punta.

-¿Alex? -lentamente me separé de Camille y volteé para ver a Adrian que me miraba con una ceja alzada

-...hola -saludé

-¿qué haces por aquí?
-preguntó clavando su mirada en Camille

-hacía un trabajo... -me encogí de hombros, enarcó una ceja con una leve sonrisa, alcé las cejas y abrí los ojos como platos

Alex ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora