Epílogo

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Cuando has vivido tu vida, llena de mentiras, de fraudes, de desilusiones, de lágrimas, heridas, te cuesta mucho tenerle un poco de fe.
Has perdido todas la esperanzas, y quieres ver el arcoiris, pero para verlo, primero tienes que soportar la tormenta, ¿no es así?.

Pero te das cuenta que no todo en la vida es un asco, siempre al final del túnel hay luz, hay claridad.
Mike lo era para mi.

—¿Alex? -escuché su voz, angustiada y apretada por su garganta «Te encontré, cuando no buscaba nada». ¿Acaso puedo pedir más?, ¿qué más necesito?, todo este tiempo buscando felicidad, cuando no me enteraba que la tenía enfrente de mis narices.

Sé que todos esperan que mi historia termine bien...

Que tenga un final heroico, que no puede acabar en sufrimiento si de eso se ha tratado toda mi vida, que merezco un poco de felicidad, tranquilos, aunque sé que quieren que acabe con alguna frase épica, pero no puedo hacerlo, no puedo adaptarme a su manera de pensar, el día de hoy, les he contado mi historia no para que sientan lástima por mi, no para que lloren mis desgracias, el día de hoy les cuento mi historia, porque yo también quiero recordarla, porque puede que el día de mañana no lo haré, y quiero que alguien la recuerde y la atesore por siempre. Les cuento esta historia porque... quería que me escucharan, y gracias por escuchar, cuando nadie lo hizo. No puedo acabar esto como ustedes quisieran, no estaría siendo yo, ¿y quién soy yo?, soy... una persona nada más... Soy, simplemente Alex.

No puedo acabar con un "...Y vivieron felices para siempre"
Tienen que saber que los cuentos de hadas no existen.

Entonces miré de nuevo, y él estaba ahí, con su cara húmeda, sus ojos vidriosos y sus mejillas sonrosadas, mis labios dejaron escapar una sonrisa.
-Te he echado de menos.

Fue ahí cuando me di cuenta, que no necesitas a alguien que te ayude a levantarte del suelo... Necesitas a alguien que se acueste contigo, hasta que te puedas levantar.

.-FIN-.



-¡Whoa!, es tan lindo, es mejor que las obras de la escuela.
-¡Cuéntanos otra historia, papi! -gritó el menor, el azabache sonríe, y toma a ambos niños en brazos, dándole un beso en la mejilla a la niña y sonriéndole al chiquillo. Unos ojos verdes entran en la habitación, acompañados de una gran sonrisa.

-¿Qué haces, Alex? -preguntó.
-Oh, nada... sólo le contaba a los niños cómo nos conocimos.

Alex ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora