VII. Lío

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-si todos tuviéramos por lo menos alas, podríamos al menos alcanzar nuestros sueños así literal... me hubiera gustado ser un ave ¿a ustedes no? -nos preguntó Camille uniendo sus manos, Julián y yo intercambiamos miradas

-Camille, creo que lo que dices es algo muy cierto, aveces nosotros nos proponemos a alcanzar nuestras metas y sueños sin embargo no podemos, ya que somos pesimistas y no nos damos cuenta que mientras más luchemos, más caeremos rendidos, yo por eso casi no me esfuerzo, simplemente dejo que las cosas pasen, no se le puede forzar a la vida que nos trate de una manera cuando en realidad nuestro destino es de otra, deja que las horas vuelen como las ideas en tu cabeza, no siempre tienes que estar pensando en el mañana o incluso en minutos después, solo déjate llevar por la vida, es la mejor manera de vivirla...

-Adrian al decir esto, dejó un inquietante silencio incómodo, nadie sabía que responderle, Camille lo miraba fijamente, a mi simplemente con cada palabra que decía sentía estúpidas maripositas en mi estómago y sentía que mis pupilas se agrandaban mientras lo observaba hablar

-interesante opinión Dallas, pero yo creo que no tampoco debemos llevar todo tan al suave, es cierto eso de que no tenemos que preocuparnos mucho, pero tampoco hay que hacernos los "me vale verga el mañana" la vida es recíproca, y si tu le das un poco, por lo menos un tercio de tu esfuerzo y empeño, ella verá que puede hacer por ti y como ayudarte en momentos difíciles -contestó Camille, estaba agarrando ya confianza con Adrian.

-no se crea Cam, aveces nosotros tratamos de sonreírle a la vida y en cambio esta nos tira mierda en la cara como si fuéramos un baño público, en algunas ocasiones mientras tu tratas de ser lo más optimista que puedes la vida no deja de mandarte cachetada tras cachetada, como si tuviera algo en contra de nosotros o algo así, como si nos odiara o le debiéramos algo, la verdad es que la vida es injusta -agregó Julián viéndole a Camille.

De pronto esto se transformó en un debate.

-depende de qué punto de vista veas las cosas -contestó Camille

-del punto que sea pequeña Cami, la vida no dejará de tratarnos mal, tienes que alejarte un poco esa idea de la cabeza de que los cuentos de hadas existen y posar tus pies sobre la tierra, tienes que abrir más tus ojos y ver todo con más claridad para que veas la cruda realidad que nos rodea -le dijo Adrian cruzándose de brazos y recostándose en el respaldo de su silla

-no creo en cuentos de hadas Dallas, ni mucho menos en finales felices.. dejé de creer en eso cuando mis padres me dijeron que me odiaban y me regalaron con la primera señora que se encontraron en la calle -su voz pareció tambalear

-pero aún así he aprendido a ser feliz y a tratar de darme cuenta que la vida es bella y solo es una... por más mal que nos trate, a mal tiempo, buena cara -su voz volvió a sonar estable, Adrian cambió el semblante erguido y seriamente filósofo que mantenía y sus hombros se relajaron viendo con pena a Camille.

-l-lo lamento Cam... no quise ofenderte -le tomó las manos, sentí un cosquilleo en mi pecho

-sé que no lo hiciste con ánimos de ofenderme -le sonrió pero su sonrisa no llegaba hasta sus ojos

-él que no ha dicho absolutamente nada sobre el asunto, es Alex -mencionó Julián queriendo hacer desaparecer el aire tenso que se había propagado por la incomodidad

-no tengo nada que aportar, la verdad es que no tiene caso estar todos pelando o debatiendo tratando de encontrarle una hipótesis a la vida misma cuando todos y cada uno de nosotros sabemos que en el momento más inesperado pero predestinado... todos vamos a morir -les dije serio, Adrian volteó a verme y alzó las cejas y Julián me vio con el cejo fruncido, los ojos entrecerrados y la boca medio abierta, Camille me miraba con una sonrisa triste.

Alex ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora