Alex ©

XI. Charlas

Toqué la puerta tres veces, y la puerta se abrió dejándome observar un cabello pelirrojo muy despeinado. Sonrió.
-Ey, ¿qué cuentas, Alex? -me preguntó apoyándose en el umbral de la puerta como si nada, entrecerré los ojos.

-¿"qué cuentas Alex"?, ¿que si qué cuento?, ¿¡qué mierda te pasa por la cabeza!? -le grité, sentía un ardor muy fuerte en el pecho, el frunció el ceño y se paró establemente.
-Oye, ¿qué te pasa? -me preguntó viéndome confundido.
-¡No puedes arruinar mi cita y después estar como si nada! No puedes hacerlo -le dije molesto.

Bufó y rodó los ojos.
-¿te refieres a eso? Oh, por favor. No hubiera arruinado nada si lo hubieras sabido ya, no tengo la culpa que estés saliendo con él, te lo advertí desde un principio, ¿recuerdas?, no se qué versión de la historia te haya contado él, pero tarde o temprano conocerás al verdadero Michael. -me dijo cruzándose de brazos.
-No me vengas con mierdas, Mike es una excelente persona, y tenía motivos para haber hecho aquello... creo que muchas personas hubiesen reaccionado de esa manera ante esa situación, y todo lo que sufrió en la cárcel ha intentado olvidarlo. -le dije, él frunció levemente su ceño y me observó en silencio durante unos segundos, luego su mirada se perdió en el infinito.
-Así que eso te dijo...
-murmuró, enarqué una ceja.

-¿Qué? -le pregunté frunciendo mi ceño con mi respiración agitada.
-Así que según él, fue él quien sufrió, ¿ah?, así que según él, fue él la víctima, ¿no es así?, ¿¡y qué!? .-elevó la voz-. ¿¡Él fue el violado también!? -me gritó, abrí los ojos como platos y por inercia retrocedí un paso.
«¿Ha dicho lo que creo que dijo?»

Los ojos se le coagularon de agua.
-¿así que yo soy el malo en ésta historia, no?, ¡claro!, ¿cómo culpar al inocente Mike?, por favor, si él es una gran persona, ¡un ángel caído del cielo!, ¿Adrian?, oh, esa mierda, es un imbécil que sólo busca problemas y que se anda metiendo donde no le importa, él no tiene sentimientos, ¡démosle por el culo!, al final y al cabo, él solo es una persona insignificante, lo único que hace es complicarle la vida a las personas que están felices. ¿alguna vez te has puesto a pensar en mi felicidad, Alex?, ¿lo has hecho?, ¿¡me has preguntado si quiera qué me ocurrió a mi!?, ¡no!, pero vienes a mi casa a reclamarme porque arruiné tu estúpida cita con el grandioso Michael, ¿no es verdad?, bien, nuestra amistad se fue al caño, ¿es lo que querías, no?. ¡Es lo que le viene mejor al mundo! -gritó, sus pupilas estaban dilatas y sus mejillas bañadas en lágrimas, por un momento mi corazón de detuvo, y me hizo sentir el amigo más mierda de toda la historia, fruncí mi ceño mientras mis labios se entreabrían.
-¿acaso no ves, Alex?, yo siempre he sido el malo de aquí.

-Adrian no es co...
-No Alex, no vengas a querer remediar las cosas, ¿sabes?, ya no importa. Te dejaré en paz de una buena vez. -se giró y cuando tomó el pomo de la puerta, visualicé unos ojos grises que asomaron desde atrás.
-¿qué está pasando? -preguntó Pato frunciendo su ceño en preocupación
-nada. -dijo Adrian mientras entraba a casa, Pato pasó la mirada por encima de su hombro y sus ojos chocaron con los míos.
-¿Alex? -me preguntó apartando a Adrian y acercándose a la puerta.
-Pato... -dijo el pelirrojo tomándolo del brazo, el ojos grises se negó a obedecerle y se paró en frente de mí.

-¿qué ocurre? -me preguntó.
-Pato -le dije viéndole a los ojos con un poco de sorpresa.
-Alex, ¿qué pasa?
-Pato, en serio, entra a casa ahora -dijo Adrian tomándole la muñeca con suavidad.

-¡No! -gritó Pato dejándonos a Adrian y a mi con los ojos bien abiertos.
-¡siempre me toman como el niño chiquito idiota!, el que nunca se da cuenta de nada y el demasiado lento para enterarse, ¡basta de dejarme fuera!, Las dos personas más importantes de mi vida están mal y quiero saber por qué, yo también tengo sentimientos, ¿sabían? -nos preguntó viéndonos dolido,
-Patito, te explico luego, te lo prometo, por favor entra. -le dijo Adrian buscando su mirada, pero él me miraba a mí.