Robots, ¡tenían que ser robots!

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El festival deportivo de la Yuuei había llegado en un parpadeo e Izuko simplemente no estaba preparada. Ni mental ni físicamente: no estaba preparada para que todos la mirasen pelear. Como la guinda del pastel, a pesar de todo su entrenamiento de ninguna forma había conseguido controlar el One for All. Se sentía inútil. Y el simple hecho de pensar que habría HÉROES mirando hizo que se quisiese pegar cabezazos contra una pared, por no hablar de que seguramente su madre estaría viéndola por televisión y su padre desde donde quiera que estuviese por su trabajo. Se preguntaba si Uraraka aceptaría hacer flotar a Izuko hasta el Sol.

Se despertó con mal cuerpo, se duchó con mal cuerpo, se peinó el pelo que ya le había crecido hasta ser una media melena y se lo puso en una coleta baja con mal cuerpo (los lazos de All Might ya se había desgastado y no quería romperlos, así que empezó a alternarl su uso con otros), vistió el chandal de la Yuuei con mal cuerpo, desayunó con mal cuerpo y llegó a la Yuuei con mal cuerpo. Al menos tuvo algo de apoyo emocional gracias a Uraraka y... Sorprendentemente gracias a Mineta también. Él la había sorprendido al querer hablarle a solas, para bien.

-Midoriya-san. - dijo Mineta con seriedad. - Estoy yendo a terapia.

-¿Eh? - se confundió Izuko.

-Lo que dijiste en la USJ... Bueno, te respeto mucho, me pareces una mujer admirable. - dijo Mineta con algo de timidez. - Pero seguir siendo un acosador sexual no es la forma de respetar a alguien, a nadie en verdad. Me he dado cuenta que con lo que hago solo estoy molestando a las chicas, las pongo incómodas solo por ser un pajero.

Izuko sonrió, Mineta no le caía bien pero que intentase cambiar de ser tan repulsivo a ser alguien normal le conmovió mucho. Antes no le parecía más que algún tipo de personaje que hacía de alivio cómico pero ahora...

-Así que estás yendo a un psicólogo para parar tus impulsos porque no sabes como hacerlo por ti mismo, supongo.

-¡Sí! Le pedí a mis padres, y he estado yendo por dos semanas. - dijo Mineta. - Ah, y ¿Midoriya-san? Si recaigo en mi perversión y acoso a alguien... Pégame un puñetazo, sin miedo.

-Bueno, si tú lo dices... - aceptó Izuko con una sonrisa forzada.

-Es decir... Me he hartado de ser el pervertido. - dijo Mineta con algo de molestia. - ¡Tengo muchas más habilidades que eso! Me encanta escribir, y no porno, me gustan más las historias de alienígenas. Además, amo la moda, nadar, el tenis y la comida picante.

-Lo entiendo, Mineta-kun, y estaré ahí para ti siempre que necesites ayuda. - dijo Izuko con confianza, Mineta ya tenía de sobras la etiqueta del pervertido de la clase y poca gente estaría dispuesto a superar eso.

-Lo primero es disculparme con todas las chicas que he molestado. - dijo Mineta. - Aunque no sé cómo acercarme a las demás, ya que no son tan amables como tú...

-Cuando acabe el festival deportivo te ayudaré. - dijo Izuko. - Como estaré yo con vosotros dos, no tendrán razones para rechazar a venir a escuchar lo que quieres decir.

La cara de Mineta se iluminó con una gran sonrisa:

-Oh... ¡Muchas gracias, en serio!

Izuko le devolvió la felicidad:

-No es nada.

Mineta e Izuko entraron en la sala de espera de la clase 1-A y se fueron por su lado. Como se esperaba, Uraraka se acercó inmediatamente y le preguntó:

-No te ha hecho nada pervertido, ¿verdad?

-No... - respondió Izuko mirando a Mineta con una pequeña sonrisa. - Él solo quería hablar.

Ser Una Heroína.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora