2.

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Se encontraban ambos con traje. Aún no podía creer que Armando haya aceptado, no iba a negar que se veía guapo con ese traje. Mientras el otro pensaba en que mierda se había metido, de un momento para otro tenía un traje esperando aún lado del bajo a que llegara el auto.

Suspiro colocándose unos guantes que hacía conjunto con el traje negro. Movía su pie con nerviosismo mirando cada cierto rato al pelirrojo.

–¿Y que debo decir?.

–Deja' a mi hablal. –Respondió serio, con sus manos metidas en los bolsillos del pantalón.– Si no te' sentes' comolo con algo, dímelo ¿Si?.

Armando asintió viendo a lo lejos un auto acercarse.

–¿Debemos besarnos?.–Preguntó con incomodidad.

–Joel, no.–Suspiro viendo como el auto se estaciona al frente suyo.– Bueno... Si nos sulge, tal ve' si, pelo que quele claro; No soy malicon.–Susurro lo último antes de subir a la parte detrás, con Armando siguiéndole.

Quedaron sentados juntos, rozando sus rodillas. El conductor solo los vio por el espejo retrovisor y sin decir nada puso en marcha el auto. Armando pensaba si abrazar al más bajo o no, ¿Y si se incomodaba? ¿Y si lo rechaza?. Sin más paso su brazo por los hombros del contrario, sorprendiendo se al ver como este apoyaba su cabeza en su hombros, sonrió.

Sentían la dura mirada del conductor en sus cuerpos, solo lo ignoraban y se dedicaban a ver por la ventana. Tras varios minutos, el auto al fin se detuvo, en frente de una enorme casa. Yun al verla rodó los ojos, sus padres no perdían el tiempo.

Armando salió primero ofreciéndole su mano al más bajo, siendo correspondido. Con sus manos juntas de adentraron al patio de la casa, llegando a la puerta, tocando la y siendo bienvenidos por la presencia elegante de Yin, la madre del bajo. La cara de desagrado que tenía cambió a una sorprendida al ver a Armando.

–Pe-pero qué sorpresa....

Se hizo a un lado para que ambos pasasen. Armando veía con confusión al pequeño, mientras que éste intentaba ocultar su sonrisa burlesca. Yin los guió a un gran salón, donde había demasiada gente para el gusto de la pareja, vieron como la elegante mujer se acerca a un hombre para susurrarle algo en el oído, y ese algo tal vez sea la llegada de su presencia.

–Ahola empieza lo bueno.–Se miraron a los ojos, con diferentes emociones.– Da tu mejol sonlisa.

La pareja mayor se acercó a ambos, sonriendo. Una sonrisa que casi hace vomitar a Yun, por tanta hipocresía en una sola persona. Vio como su padre le acercaba la mano al más alto, siendo correspondido al instante.

–Soy Ming, el padre de Yun.

–Y yo la madre, Yin. Un gusto.

Armando les sonreía, sin saber que pensar. Ramen nunca le ha hablado de sus padres, razones tendrá pero en este instante encontraba muy agradable los padres del contrario. Nuevamente puso su mirada en Yun, ríe a sus adentros al ver que el otro ni se molestaba en mostrar el desagrado que tenía.

–Armando...

–No cleo que hace falta plesentalte, saben muy bien quién eles.–Soltó con un tono juguetón, mirando desafiante a sus padres. Quienes se dedicaron a agrandar su sonrisa pero con un aire de fastidio. Armando solo se confundía cada vez más, no teniendo salvación.

–Pasen.... Está fiesta es para ustedes...

Yin luego de minutos en los cuales tomó aire, decidió romper el tenso ambiente que se estaba creando. Soltando la razón por la fiesta que habían planeado. No iba a negar que su hijo arruinó todo, tenían una muy buena negociación en la cual su hijo tendría que cooperar casándose con la hija del empresario, pero muy grata su sorpresa al enterarse que su hijo era gay. Imagínense, tener un hijo por error y el niño sale gay ¡Pero que desgracia! No comentaba nada al respecto porque su pareja era alguien admirable, Armando siempre dando el ejemplo del hombre perfecto, lo tenía en la mira desde muy antes... Pero como siempre su hijo "querido" se tenía que meter.

–Nah, que desagladable etar con gente hipócrita...

Lo decía tan tranquilo que para Armando era algo que no podía creer en todo. En parte, solo está aquí para ayudar a su amigo y encontraba que tenía de razón ¡No conocía a nadie!.

–Bien, pasaste mi límite.

Vio como Ming agarraba del brazo a Ramen hacia otro salón, supuso. Iba a ir detrás de él pero un brazo lo detuvo, sintió un escalofrío apoderarse de su cuerpo al notar que aquellas manos pertenecían a Yin.

–Déjalo.... Estarás mejor aquí...

Asco, solo sentía asco al notar las intenciones de aquella mujer. Rápidamente se safo de su agarré para ir detrás de su pequeño chino.

Sentía la presencia de Yin detrás de sí, con su mirada penetrante en su cuerpo y los estúpidos tacones resonando en el pasillo. Lo encontró, apunto de ser golpeado, en un dos por tres ya se encontraba tomando fuertemente la mano de aquel que fingía ser el padre de Yun.

–¿Que cree que hace?.

Su voz causó un escalofrío en todos los cuerpos presentes. Querían tocar a alguien de su familia, no lo iba a permitir. Lo iban a conocer muy bien.

–Darle una lección a mi hijo.

Respondió entre dientes Ming, ocultando su dolor por el agarre que tenía su mano. Suspiro cuando esta fue liberada bruscamente.

–Ahola soy tu hijo..... Enselio no puedo cleel que aún no puedas sopoltal la veldad, mucho más si te lo dicen en la cala.–Ríe a carcajadas, sintiendo la presencia de Armando detrás suyo, como siempre protegiéndolo.

–Y yo no puedo creer que aún no puedas hablar bien, teniendo ese ridículo asentó.–Se burló, causándole una sonrisa cansada a Yun. Se cruzó de brazos, mirando a sus padres, ¿Cuando fue el momento en que todo cambió?.

–Bien, fue suficiente. Basta –Yin se interpuso antes que se pelearán a puñetazos.

–¡No te metas mujer!.

Gritaron ambos, haciendo enfurecer a la mencionada, quién se acercó más para encarar cosas, ya que eso están.

–¡Se supone que debíamos reconciliar nos! Pero como siempre la cagas, ¡Maricon!.

–¡¿Reconcilialnos?! Tuvielon mucho tiempo pala volvel y aleglal las cosas.

–¡Necesitábamos tiempo! ¡Quiero que seamos una familia!.

–¡Ohhh! ¡Una familia! ¡Es demasiado talde pala eso! ¡Ya no los necesito! ¡Encontre una familia de veldad!.

Armando en su rinconcito, veía todo. No sabía que sentir en ese momento, tenía la necesidad de parar todo el alboroto causado, ya que, le empezaba a doler la cabeza con los gritos.

–¡Basta!.

Luego de gritar todo quedó en silenció, todas las miradas se dirigieron a su pobre cuerpo, poniéndolo nervioso.

–¡No me voy a creer el cuento de que este sea tu novio!.

Y ahí empezaron de nuevo, ahora siendo él parte del problema.

–¡Pues cleetelo! ¡Llevamos años juntos!.

–¡¿Años?! No, no lo creo.

Yin comentó con su voz más calmada. Llevaba registro de todos los movimientos de Armando y en ningún momento se mencionó a una pareja.

–Pues mila, pala que se te meta en la cabeza.

Yun la miraba con cierta maldad en sus ojos, acercándose a Armando. Agarrando su rostro con delicadeza y dándole una mirada de disculpa, para luego juntar sus labios, creando un beso tranquilo.

La habitación quedó nuevamente en silencio, siendo el ruido de sus labios juntos lo único que se escuchaba. Se separaron sorprendidos por lo bien que se sintió aquel besó, Yun sin soltar la cara del otro, miró a su madre sacando su lengua para lamer los labios del contrario bajo la atenta mirada de está.

–Cleo que necesitamos una habitación. ¿No clees?.–Le preguntó al más alto, sacándolo de su trance.

–Así es, me calentó hacer esto delante de tus padres... –Le siguió el juego, muriendo de vergüenza por dentro.

Ambos le sonrieron inocentes a los mayores. Quienes se quedaron sin palabras al presenciar tal acto, ambos por razones diferentes. Muy diferentes...

𝙵𝚊𝚟𝚘𝚛.-𝐘𝐮𝐧𝐚𝐧𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora