7.

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No podía dormir. Luego de el caos de ese dia tenia la necesidad de estar siempre con Armando, si sus padres lo están vigilando desde cerca debía actuar como novios con el ojiverde, no quería que descubrieran lo que planeo. Temía por lo que le podía hacer su padre por mentirle así, con suerte y se podía salvar cuando pequeño, penso que habia cambiado la forma de verlo pero aquella noche sólo pudo reconocer que había empeorado, para agregar estaba su madre y su muy grande obsesión con Armando. Reflexionando bien las cosas.... La había cagado.

Sin darse cuenta se encontraba tocando la puerta del responsable de sus pensamientos. Abriendola  al escuchar la aprobación para que pasara, ahí estaba, con un libro en mano, mirándolo confundido. Se acercó a la cama en silencio, levantando las sábanas metiéndose debajo de estas, abrazó la cintura de Armando, ocultando su rostro. El contrario lo veía sorprendido, rara vez el bajito entraba a su habitación, solo duraba unos minutos para luego irse, pero esta vez.... Era extraño, no dijo nada para no incomodar al pelirrojo, pasó su brazo por el pequeño cuerpo, abrazándolo, intentando entregar su apoyo. Volvió a leer, no podía concentrarse, suspiró cerrando y dejándolo en el velador.

–Ming no ve me como un hijo....

Se congelo al escuchar la débil voz de Yun, pensaba que se había quedado dormido. Solo lo miraba, dándole a entender lo escucharía sin interrupciones.

–Me diji'te que notabas como me milaba, pue' eso. Desde pequeño ha intentado....–Respira profundo, atreviéndose a seguir contándole su pasado a Armando, quería desahogarse, dejar de sentirse prisionero de aquellos recuerdos.- Pelo nunca lo dejaba..... Aplendi a defendelme a una colta edad, solo podía llegal a unas pequeñas calicias antes de que le golpeala con un objeto.

Levantó su mirada observando el rostro serio de Armando, mirándose por un rato. Como si Yun leyera sus pensamientos otra vez comenzó a hablar.

–Yin nunca me plestaba atención, se la pasaba saliendo o investigando a alguien. Siemple supe que llegue a este mundo pol elol, me tlataban como un juguete. Haciendo tlatos conmigo y esas cosas..... Les dije que mis padles habian muelto cuando apenas ela un bebé, y es veldad ellos estan mueltos y aquellas pelsonas que no nos dejan tlanquilos son solo sus almas que no han podido pasal al otlo lado.

Se mantuvieron en silencio un largo rato, Armando procesaba toda la información entregada por el menor, imaginando el sufrimiento que debió pasar, nunca sintiendo el amor por parte de sus padres, se encargará de demostrarle el amor de una familia. Yun sintiéndose desnudo pero libre, se sentía bien, más de lo que se imaginó, descubrió que necesitaba contarle todo eso a alguien, ahora solo esperaba que Armando no se burlara de él o peor aún, le dejara de hablar.

–¿Por qué no me has dicho esto antes? Hubiera podido ayudarte, y todo lo que estás pasando ahora no hubiera sucedido...–Habló suavemente, no queriendo sentir al otro regañado. Le gustaba que se desahogará con el, sentía que su confianza entre ellos crecía.

–Tenía miedo de que se lielan de mí.....Además nunca pensé que volvelian.–Se sentó para poder hablar mejor, bajo su mirada avergonzado mientras se colocaba un tierno sonrojo en su rostro.

–Ay Yun, nunca debes avergonzarte por eso, no era tu culpa de que te salieran unos monstruos en vez de padre.– Le sonrió llevando su mano a la mejilla del contrario, acariciandola, muriendo de ternura al ver que este cerraba sus ojitos y buscaba más contacto. ¿Cómo era posible que le hiciera daño a un ser tan dulce?.

–¿Puedo dolmil contigo?....–Abrió sus ojos, tomando la mano de Armando que estaba en su mejilla.

–Pensé que eso harías al momento de meterte en mi cama.–Ríe haciéndole bajar la mirada avergonzado al contrario.– Siempre serás bienvenido.

Se acomodaron para dormir, Armando apago la luz proveniente de la lámpara para girarse y abrazar al otro cuerpo. Yun estando en los brazos del más alto se sentía protegido, sintió el sueño golpearle, suspiro a gusto para comenzar a dormirse. Su último pensamiento fue en lo bien que se sentía con la presencia del otro, mucho más si el lo abrazaba.

(...)

Miraba atentamente el rostro serio del hombre que tenía al frente. Lo habían citado luego del alboroto que sucedió en el taller, esperaban la presencia de aquella mujer que lo tenía a sus pies.

–Así que.... Le faltaste el respeto a Yin...

–No le falte el respeto. Solo le dije la verdad. –Se cruzó de brazos apoyándose en el respaldo de la silla.

–¡Por algo te estamos pagando!.

–¡Los he ayudado durante mucho tiempo! ¡Este es el primer caso que se me complica! ¡No es el fin del mundo!.

El sonido de la puerta ser cerrada detuvo la mini pelea que se estaba creando. Posaron su mirada en el cuerpo femenino, quien hacía sus tacones resonar en ese silencio. Sintiéndose como una presa siendo acorralada.

–Estoy de acuerdo contigo Brad..... Pero este no es cualquier casó...

Se acercó colocando su mano en la mejilla del nombrado. Sonriéndole mientras le daba leves caricias.

–Este es importante, no se compara con los otros cariño....

–Ustedes saben que no les conviene despedirme. Tengo pruebas suficientes para meterlos detrás de las rejas.

Aquello provocó que la sonrisa se reemplazará por un rostro serio. Sintió como lo agarraban de la mandíbula con fuerza.

–Tu no serías capaz de hacer eso amor.... Yo se que no puedes.

Desvío su mirada hacia la otra presencia masculina que se mantenía en silencio, se encontraba tranquilo, importando le una mierda que su esposa esté coqueteando con otro. De verdad, nunca pudo entender la rara relación que tenían ellos dos, de hecho siempre le ha hecho infiel y él aún sigue con ella....

–No me provoques Yin.

–Tu eres el que me está provocando, sacando esa valentía para amenazarme. Uf, ¿No hace calor aquí?.

Fue bruscamente soltado. Se había metido en un problema, provocó lo que no quería provocar. Observaba cómo la mujer se tiraba viento con su mano, intentando quitar el calor que de repente le vino, solo deseaba que no pasase a la otra fase.

–Si tienes calor bebé, puedes quitarte un poco la ropa. Quizás Brad te pueda ayudar...

Y ahí estaba, debía de encontrar una manera de escapar lo antes posible.

–Esta vez creo que no será posible, debo irme.

Se levantó dirigiéndose hacia la puerta. Vio como ninguno le seguía, suspiro aliviado. Intentó abrirla pero se encontraba con llave, había cantado victoria antes de tiempo.

–Ay cosita, descuida te gustara.

Mierda.

𝙵𝚊𝚟𝚘𝚛.-𝐘𝐮𝐧𝐚𝐧𝐝𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora