Capítulo 2

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Las personas dicen que los sueños muestran nuestro inconsciente, no sé si lo leí de una página de adictos al horóscopo y seguidores fieles del significan de los sueños, o en algún sitio con cierto grado de credibilidad, el punto es que se supone que es como dar un vistazo a nuestros miedos y deseos, como si nuestro cerebro resumiera lo que siente de una manera abstracta, pero a la vez organizada que de cierta manera se puede entender. Volviendo a lo del miedo y el deseo, según tengo entendido eso es sobre lo que más soñamos, pero, soñar sobre ella, ¿a cuál de los dos pertenece?, supongo que es una mezcla entre ambos, en cualquier caso, salgo perdiendo, porque cualquiera con tres dedos de frente estaría consciente que enamorarse de Mia era una mala idea.

—¿En qué piensas? —me preguntó Cass, haciendo que volteara la vista hacia ella, dejando mis pensamientos a un lado y enfocándome en la realidad monótona de siempre.

—En el trabajo que debo entregar —le contesté, porque no entendería como me sentía, ¿Quién podría hacerlo? ni yo entendía que me sucedía.

—¿No es un poco temprano para pensar en eso?

—No es cualquier trabajo —le conteste mientras le daba un sorbo al café—: Mi compañera es Mia.

—¡No! Pide un cambio —me dijo de inmediato—: No creo siquiera que ella piense colaborar, además ya sabes lo problemática que es, eso sin tomar en cuenta la reputación que tiene, no creo que no hayas escuchada su habilidad para "virar" a las chicas. —En cuanto iba a responderle con algo lógico que pudiera mostrarle las estupideces que estaba diciendo, sentí como alguien se me acercaba por la espalda y me hablaba directo al oído.

—Buenos días, compañera —me dijo Mia, provocándome un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo haciendo hincapié en mi columna vertebral que se curvó solo con el sonido de su voz, no sé si era su tono tan provocador o lo cerca que estaba de mí. Me di la vuelta enseguida y la aparte por instinto rogando que mis mejillas no me jugaran una mala jugada y se encendieran.

—¿Qué quieres mía? —le dije lo más fría que pude, pero eso no pareció importarle porque su sonrisa seguía presente.

—¿Por qué siempre me tratas de una manera tan fría? Estoy segura de que eres muy cálida... —Aquí vamos de nuevo, no entendía si me estaba coqueteando o solo disfrutaba poniéndome incomoda, era muy difícil descifrarla.

—¿Cuándo vamos a hacer el trabajo? —le pregunte, cortando lo que estaba diciendo para poder cambiar de tema.

—De eso quería hablarte...

—Imagino que no puedes hoy porque hay fiesta. Está bien, podemos hacerlo el domingo para que te recuperes de la resaca.

—No era eso —me dijo sonriendo—: Quería decirte si podemos adelantar una parte hoy, ¿Tu casa o mi casa? —Escucharla decir eso me puso muy nerviosa, porque tendríamos que estar solas por algún tiempo, ¿Esto era buena suerte o mala suerte?

—Mi casa, ahora vete —contesté rápido para que no notara lo nerviosa que estaba.

—Te espero en la puerta principal, cuídate Alice. —Sonaba demasiado gentil para alguien como ella. En cuanto se alejó, Cass giro mi cara hacia ella para que la mirara directo a sus ojos.

—¡¿Te pusiste nerviosa?! —soltó a la vez que analizaba mis expresiones.

—¡Claro que no! —Negué de inmediato, lo más convincente que pude.

—Sabes que me pareció raro, claro aparte del hecho de que te vi completamente nerviosa, es que ella estaba muy gentil, ni le importo cuando le dijiste que se largara, tal vez le gustas, no me sorprendería porque le gustas a muchos "reina del baile" —me dijo burlándose.

MÍA (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora