Capítulo 12

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—¿Segura estas bien? —me preguntó Mia mientras íbamos de camino a mi casa.

—Si te tengo a ti, estaré bien —le respondí sonriéndole, pero ella tardó en responderme.

—No debe ser así... no puedes depender de mí, debes ser fuerte. Si lo entiendes, ¿Verdad? —Su tono de voz era muy peculiar, detonaba preocupación, como si quisiera decirme algo, pero no podía.

—¿Por qué estás tan seria?, se supone que dije algo romántico.

—¿Y tú por qué estás tan bien? —me pregunto. Sus ojos se fijaban en todos lados menos a mí, estaba definitivamente nerviosa.

—¿Y qué quieres que haga? ¿qué deje de ir a la escuela? ¿qué huya desconsoladamente?

—Solo quiero que te desahogues, no quiero que explotes de repente.

—¿Por qué no me dices lo que en realidad quieres decir?

—Tienes que irte, no te puedes quedar en el instituto, no después de lo que te hicieron.

—¿Quieres que me aleje de ti?

—Quiero que estés bien y es obvio que no lo estas.

—Creo que puedo llegar a casa sola —le dije deteniéndome en el camino.

—Como quieras, no voy a rogarte.

—Claro que no lo harás.

—¿Que significa eso? —me pregunto molesta.

—No importa, solo vete —le dije. Ella estaba punto de responderme, pero se lo guardo, se dio la vuelta y se marchó sin ver atrás.

●●●

Al día siguiente el asunto con el video regresó porque ahora ya sabían quién lo había grabado. Todos hablaban de eso, todos me señalaban, y supongo que a ella le estaba pasando lo mismo, pero lo cierto es que no la vi por ningún lado.

Para ser honesta ya no me importaba lo que pasaba a mi alrededor, estaba cansada de pretender que los comentarios de los demás eran importantes porque eran solo un cumulo de idioteces que los mantenían entretenidos en su aburrida vida.

Cada una de esas personas con sus tontas sonrisas me tenían en un estado de aturdimiento, ni todo el litio del mundo podría salvare del estado mental en el que había caído. El camino por el pasillo directo a la salida era desolador, como si estuviera a kilómetros de distancia del resto. A unos cuantos pasos de haber cruzado el lumbral de la puerta un grupo de chicos se me acercó como si hubieran estado esperando desde hace tiempo.

Tal como lo haría un grupo de animales me rodearon, pero a la gente de alrededor no le importaba un carajo que ese grupo de descerebrados me estuviera acosando, se limitaron a sacar sus celulares para captarlo todo porque era obvio que en su pequeño cerebro no cabría tanta información.

—Hola Alice, así te llamas, ¿Verdad? —me preguntó uno de ellos, mientras su lengua repasaba su boca, en un mediocre gesto de sexualidad.

—Sí. Pueden apartarse, quiero pasar —les respondí cortante, sin la mínima gota de paciencia como para soportar las palabras que estaban a punto de soltarme.

—Somos tus fans, ¿No deberíamos tratarnos un poco mejor?

—Esperamos mucho para verte, porque no nos das tu autógrafo.

—Tal vez necesita que la toquemos como en el video, podrías poner esa cara de nuevo, me puso muchísimo la manera en la que... —Mi mano lo abofeteo lo más fuerte que pudo y por la cara con la que regreso a verme era obvio que le había dolido.

MÍA (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora