Capítulo 18

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Aquellos días sentía que estaba viviendo un sueño.

Draco y yo aprovechábamos cada momento para vernos. En público nos mirábamos, nos rozábamos las manos o el pelo a escondidas y seguíamos fingiendo que no había nada entre nosotros, ni siquiera la rivalidad de antaño, y en privado nos dejábamos llevar con mucha intensidad, y descubrí sorprendido que Draco era bastante más cariñoso de lo que parecía una vez se le daba la oportunidad, aunque él siempre intentaba disimular y demostrar que no dependía de nadie y que "no era un imbécil de esos que se echan a llorar en cuanto el otro no está".

Ron me cubría ante Dean y Seamus las noches en que yo no dormía en mi cama, y yo estaba tan distraído y le concedía tan poca importancia a mis estudios que mis notas bajaban en picado sin que me afectara demasiado.

Una tarde nos hallábamos en La Casa de los Gritos, como era habitual últimamente, sólo por el placer de estar juntos. Draco leía Alquimia, antigua arte y ciencia en la cama mientras yo fingía hacer mis deberes a su lado. En realidad simplemente lo observaba, sonriendo ante su ceño fruncido por la concentración y, de repente, Draco cerró el libro. Parecía haberlo terminado.

En cuanto me descubrió mirándolo preguntó de mala gana:

-¿Qué pasa? ¿Tengo monos en la cara?

Puse los ojos en blanco. Eso sí que era romanticismo.

-Estaba pensando -comencé, ignorando su provocación -en lo diferente que habría sido todo si el Sombrero Seleccionador me hubiera puesto desde el principio en Slytherin. Quizá no nos habríamos peleado nunca.

Él me miró sin comprender, pero enseguida aclaré:

-Él quería ponerme allí.

-¿¡En Slytherin!? -preguntó incrédulo, y apartó el libro para que no estorbara. -¿Ibas a estar en Slytherin?

-Le pedí que no me pusiera en esa casa -reconocí, sintiéndome ahora un poco expuesto.

-Oh, por Merlín. Eso sí que prueba que eres Gryffindor, diciéndole a quien tiene más autoridad que tú lo que tiene que hacer...

Era una forma de verlo mucho menos bonita de lo que a mí me gustaba. Siempre había pensado que mi acto fue porque los Gryffindor tenían el valor de escoger su propio destino y eso, no porque fuera un niñato.

-La verdad es que -dijo Draco, sacándome de mis reflexiones -no habrías quedado bien en Slytherin.

Eso me había estado repitiendo a mí mismo durante todos aquellos años simplemente empeñado en separarme lo máximo posible de las semejanzas que tenía con Voldemort, pero ahora las circunstancias habían cambiado y la idea no me parecía tan desagradable.

-¿Por qué no? -pregunté sólo por seguir la conversación. Su mirada se perdió en algún punto que no identifiqué mientras decía:

-Porque los Slytherin son unos cobardes.

Suspiré. Debí haber imaginado que sería algo así.

Me acerqué a él y le agarré su mano izquierda con suavidad, y repliqué:

-Entonces tú tampoco quedas bien allí.

Draco esbozó una leve sonrisa, pero era triste, e inconscientemente miró a su brazo izquierdo un momento antes de apartar la mirada hacia el piano. Yo levanté su brazo, ya harto de que lo viera así, y destapé su cicatriz. Eso hizo que me ganara su atención instantáneamente, y entonces besé con toda la ternura que fui capaz de expresar el lugar en el que había estado la Marca Tenebrosa. Draco me miró con emoción y vi que, de nuevo, se esforzaba por contener las lágrimas, y sonreí satisfecho con su reacción. Volví a besar su brazo y él me besó a mí la cara y, una vez más, nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y las sensaciones del momento.

So close (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora