Capítulo 19

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-Oye, Draco -comencé nervioso al cabo de unos días. Estábamos comiendo en las cocinas y yo le había cogido la mano por debajo de la mesa, gesto que él aceptó después de una breve mirada inquieta a los elfos domésticos. -Lo he estado pensando y... se me ha ocurrido que podríamos ir juntos al baile. A ése que se va a celebrar al final del curso.

Sentí que temblaba y frunció el ceño, y entonces me dedicó una mirada que no supe identificar.

-¿Juntos? -preguntó.

-Sí, pero... no hace falta que nos besemos delante de todos ni nada -los nervios crecían y sentía una sensación de sudor frío que no paraba de aumentar -, sólo he pensado que como primer paso...

-Harry -me interrumpió él. -No. Lo nuestro es secreto, ¿te acuerdas? Nadie puede darse cuenta.

Guardé silencio, mirando mi plato.

-Ya lo saben Ron y Hermione -confesé. Esperaba que se enfadara pero sólo puso los ojos en blanco y replicó, con voz resignada:

-No esperaba menos. Esos dos seguro que se saben hasta tu horario de ir al baño -reí levemente y él me siguió. -Pero nadie más, Harry. No sabes todo lo que me juego.

Volví a guardar silencio, desviando la mirada de la suya. Sentía el calor de su mano en la mía y eso me reconfortaba, y aun así había algo que me inquietaba. Noté un nudo en la garganta y tragué saliva para deshacerlo, sin éxito. Él debió de notar mi turbación porque estrechó con más fuerza mi mano y me dedicó una mirada todo lo dulce que podía ser en aquellas circunstancias.

Recordé entonces algo y me apresuré a cambiar de tema:

-Esta mañana rebuscando en mi baúl he encontrado tu antigua varita. -Su expresión cambió y se convirtió en algo entre la resignación y la expectación. -He pensado que quizá querrías que te la devolviera.

Él pareció pensárselo un momento y cambiar de opinión varias veces, pero finalmente dijo:

-Quédatela.

Su respuesta me sorprendió: su nueva varita no le respondía tan bien como la anterior, según me había dicho hacía poco, y estaba seguro de que tendría gran apego a la primera ya que con ella pasó la mayoría de cursos.

Él leyó la confusión en mi rostro y enseguida me aclaró:

-Para poder volver a usarla tendría que quitártela y, aunque a veces se me pasa por la cabeza lanzarte hechizos para que no seas tan idiota, ya no hacemos eso -asentí y no pude evitar sonreír levemente. Nunca habría pensado que Draco pudiera hacer una evolución tan grande en tan poco tiempo hasta el punto de ni siquiera querer desarmarme para recuperar su propia varita. -Además -dijo, sacándome de mis pensamientos-, así puedes acordarte de mí.

Sonreí, pero esta vez pícaramente.

-¿Eso que has dicho no es demasiado sentimental para ti?

Él me fulminó con la mirada antes de retirar su mano de la mía y, por un segundo, vi su plato sobre mi cabeza, pero en cuanto me eché a reír él volvió a agarrarme, y pude intuir que se estaba ruborizando.

-Eres un imbécil -me dijo categóricamente, como si aquello no admitiera discusión.

So close (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora