𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨: 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐦𝐩𝐚ñ𝐚 𝐩𝐮𝐛𝐥𝐢𝐜𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚

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Me levanto y voy directo a mi baño, me miro al espejo y noto mis ojos hinchados, resultado de estar llorando toda la noche. Por suerte mi madre no entro a ver si estaba bien.

Me doy una baño rápido, busco algo que ponerme y por último me maquillo ligeramente. Sacó un bolso y guardé ahí mi cartera, llaves y mi teléfono, lo necesario para sobrevivir un día en la ciudad.

Bajo las escaleras y voy directo al comedor, lugar donde provienen voces, al entrar están mis padres desayunando.

— Buenos días — Con una amplia sonrisa saludé a ambos con un beso en la mejilla.

— Buenos días, cariño — Responde mi padre — ¿Desayunas con nosotros? —

— Oh no papá, sabes que cada sábado voy a desayunar al mismo restaurante con Sandra — Dije sonriendo.

— Mariana ¿Estás un poco mejor? Me dejaste preocupada ayer — Mire a mi mamá y asentí — Mariana cualquier cosa que tengas que decirnos, lo puedes hacer — Mi madre me mira seria, como lo dije antes me conoce tan bien.

— Estoy bien, se los juro — Dije — Los veo al rato, por cierto, mamá, esta tarde tienes las fotos del evento de ayer —

Mi madre asintió y nuevamente besé sus mejillas, pero esta vez para despedirme de ellos. Salí de mi casa que está en una de las zonas residenciales más importantes de Londres, fui al garage dónde está mi automóvil y me subí. Conduzco hasta salir de la zona residencial y tomar camino al centro de la ciudad.

— Sandra, estoy a cinco minutos de llegar, espero que no llegues tarde como siempre — Aproveche un semáforo en rojo para enviarle una nota de voz.

Seguí conduciendo hasta llegar al lugar, dejo mi auto en un estacionamiento cercano.

— Esta vez me sorprendiste — Reí al ver a mi mejor amiga esperando en una de las mesas del lugar — Tú llegando temprano, esto tiene que ser una broma —

— Hay veces en las que te odio mala amiga — Las dos reímos y nos saludamos con un abrazo y beso en la mejilla.

Un chico se acercó a pedir nuestra orden y después de unos cuantos minutos nuestra comida llegó. Ahora sí comenzamos a desayunar.

— Y dime ayer me dejaste preocupada, ¿Qué pasó? — Mire a mi mejor amiga y sentí un nudo en la garganta.

Tengo mucha confianza con mi mejor amiga y sé que pedido contarle cualquier cosa, ella más que nadie sabe lo especial que fue mi hermano pequeño, ella más que nadie sabe lo que sufrí cuando perdió la batalla contra el cáncer.

— Mariana — La voz de Sandra me sacó de mis pensamientos.

Solté un suspiro — ¿Recuerdas lo especial que es la cámara que mi hermano me regalo años atrás? —

— Por supuesto, es la cámara que siempre usas y aunque tus papás te han dicho que te regalan otra, siempre has dicho que no — Asentí.

— Bueno, ayer choqué con alguien y la cámara cayó al suelo y... — Sandra tomo mi mano y la apretó.

— Sé lo especial que era esa para ti, pero eso no quita que tu talento. Sé lo mucho que querías a tu hermano, Ely está en ti en todo momento y te aseguro que está orgulloso de ti porque siempre fuiste para él la mejor en todo —

Una gran combinación de emociones sentí en mi estómago, miré hacia arriba conteniendo las lágrimas.

Estuvimos un rato más en el restaurante hasta que finalmente salimos de ahí y ahora fuimos a una panza comercial, tenía que comprar una nueva cámara.

Sandra aprovechó y también fuimos a tiendas de ropa, hasta que nos fuimos de ahí. La llevé a su casa y de ahí me fui a la mía. No había nadie, así que fui directo a mi habitación, tome mi ordenador y la memoria de la antigua cámara.

Baje a la sala principal y me acomode en uno de los sofás. Pase las fotos al ordenador y les hice unas cuantas correcciones para después enviárselas por correo a mi madre.

El sonido de mi teléfono captó mi atención, leí el nombre de mi padre, así que conteste.

Hola papá — Dije sonriendo.

Hola cariño — Respondió — Mariana, recuerdas que ayer te presenté al presidente del Tottenham —

Sí, papá, como olvidarlo —

— Bueno cariño, justamente él me acaba de llamar y necesita una fotógrafa urgente para mañana —

— ¿Fotógrafa? ¿Para qué? — Pregunté.

Mañana los jugadores tienen una sesión de fotos para una nueva campaña publicitaria y la fotógrafa del club no puede asistir, así que me llamo para decirte si te gustaría suplirla —

Su propuesta me tomo por sorpresa, es una gran oportunidad. Pensé bien en mi respuesta.

— Mariana, es una gran oportunidad lo que te están ofreciendo —

— Si papá lo sé, pero... Bueno, está bien aceptaré la propuesta — Finalmente acepté.

Me gusta escuchar eso, ahora le llamo para decirle. Sé que lo harás bien cariño —

— Gracias papá, también espero hacerlo bien. No es lo mismo las prácticas en la universidad que un trabajo ya formal, y menos si es para un club importa de fútbol —

Mi padre ríe — No tienes por qué estar nerviosa, Mariana, lo harás bien y quién sabe tal vez hasta que contraten —

En lo único que he trabajo fuera de la universidad es en la fundación y no en otro lugar, esperó que todo salga bien.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 || GIOVANI LO CELSO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora