𝐨𝐜𝐡𝐨: 𝐞𝐬𝐭𝐞 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐮𝐧 𝐦𝐮𝐲 𝐦𝐚𝐥 𝐡𝐮𝐦𝐨𝐫

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Me despido de Sandra rápidamente, mi clase tardó unos cuantos minutos extras, así que voy algo tarde a mi primer día de trabajo.

Conduzco lo más rápido hasta la ciudad deportiva del Tottenham, dejo mi auto en el estacionamiento.

— Hola — Adrián, ya me estaba esperando, lo saludo con un beso en la mejilla.

— Mariana, bienvenida a tu primer día de trabajo — Mencionó y asentí felizmente.

— No es necesario tu cámara, pero si gustas puedes usarla — Adrián dijo al verme sacar mis cosas.

Aun así decidí bajar mis cámaras, y demás material. Adrián me dio un recorrido por las instalaciones de la moderna ciudad deportiva.

Intenté memorizar cada parte importante, sobre todo la cafetería, por si en algún momento tenía hambre.

Terminando el recorrido fuimos directo a las oficinas del área de fotografías, por educación saludé a Andrea, pero ella no respondió a mi saludo. Sigo si entender por qué me trata de esa manera.

Para comenzar, Adrián me dio la orden de retocar algunas fotografías del entrenamiento de esta mañana. Así que eso hice, saqué mi ordenador de mi mochila y con el programa de Lightroom comencé a retocar cada fotografía.

Algunas horas pasaron y seguí auxiliando a Adrián, hasta que decidí ir a la cafetería y tomar un breve descanso. Ordene algo ligero para comer y me senté en una de las mesas que había disponible.

Mientras como lo que pedí hace unos minutos, chateo por mensajes con Sandra, tenemos una tarea en equipo, así que saliendo de aquí iré directo a su casa. Esto es lo que me espera ahora y todo por aceptar trabajar aquí después de clases.

Me levanto de la silla en cuanto terminó de comer, mientras camino hacia la salida de la cafetería miro mi teléfono mientras contesto un mensaje de mi madre. Pero eso lo dejo de hacer porque terminó en el suelo y mi teléfono termina a unos metros de mí.

Levantó la mirada y me encuentro con un chico de cabello castaño y ojos de color azul.

Esperen, he visto a este chico antes ¡Ya sé, ya lo recuerdo! Es el mismo chico con el que choque hace unas semanas en la fundación y también me pidió disculpas, de manera forzada, claro, pero lo hizo. Vaya forma de reencontrarme con él.

— ¿Qué acaso no miras por dónde caminas? — Habla con un tono serio y muy de mal humor.

No dije nada y me levanté, miré mi teléfono y me agaché por él.

— No, espera... Lo siento yo... — El chico tartamudeo y parece que intenta disculparse.

— No intentes disculparte, fue mi culpa... — Le respondí y salí de la cafetería pasando a su lado.

Definitivamente, este chico tiene un muy mal humor.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 || GIOVANI LO CELSO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora