𝐬𝐞𝐢𝐬: 𝐦𝐞 𝐥𝐥𝐚𝐦𝐨 𝐆𝐢𝐨𝐯𝐚𝐧𝐢

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Tomó varias fotografías siguiendo al pie de la letra cada instrucción de Adrián, en algunas veces pide mi opinión y se la doy, aunque cuando algo no me gusta se lo digo y no se lo toma a mal, sino todo lo contrario.

— Hemos término Erik — Espeta Adrián hacia el jugador que estaba posando en las fotografías — ¿Tomaste muchas fotografías? —

— Sí, demasiadas diría yo — Adrián asintió.

Adrián salió de la habitación junto a Andrea, al parecer hay una junta de emergencia del área de comunicación del club.

Cómo no trabajo aquí formalmente, no tengo por qué asistir a la junta, así que tomo la cámara, caminó hasta una de las sillas y me siento sobre esta a mirar cada una de las fotografías.

Ambos jugadores aún seguían aquí, no alcanzaba a escuchar su conversación, aunque si soy sincera, no tenía interés en saber de qué hablaban.

— ¡Está bien, ya voy! — Escucho una voz masculina, aunque Adrián me los presentó hace un rato, no sé quién es quién.

Un carraspeó llama mi atención, alzó la mirada y me encuentro a un chico con un peculiar color de ojos y de cabello castaño.

— ¿Puedo ayudarte? — Pregunto mirándolo extrañada.

— Ah este sí... Lo que quería decirte es que... — Él voltea hacia su amigo que está a unos metros de nosotros dos — Si quieres que lo haga vete de aquí Erik —

Al parecer el chico llamado Erik resopla y asiente, sale de la habitación dejándome a solas con su amigo.

— Quería... Bueno... Yo quería... Disculparme por lo sucedido en la fundación hace unos días... Mi reacción no fue la correcta, así que estoy aquí pidiéndote una disculpa... — Me encogí de hombros y asentí.

— No era necesario, bueno, tal vez si, pero no te preocupes. Eso ya está olvidado — Sonreí ampliamente.

— Bueno, ya te pedí disculpas y me tengo que ir... — Dijo repentinamente.

— ¡Oye! — Lo llamé y él se giró a verme — ¿Cómo te llamas? — Pregunté.

— Giovani, me llamo Giovani — Dijo para después salir de la habitación.

Se llama Giovani, bueno, se supone que sabía cómo se llamaba, solo que no sabía cómo diferenciarlo de su amigo.

Si soy sincera, sentí sus disculpas un poco forzadas, y no se necesita ser el más inteligente del mundo para saber que su amigo fue quien casi lo obligó a disculparse conmigo. Pero como se lo dije, no tenía por qué hacerlo, me tenía sin cuidado si pedía disculpas o no.

El tipo de personas como él, suelen ser así engreídas.

𝐌𝐄𝐌𝐎𝐑𝐈𝐄𝐒 || GIOVANI LO CELSO ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora