Capítulo 16

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Madison.

Observo mi reflejo en el espejo, la partidura de mi labio a sanado por completo, el morado-verdoso de mi mejilla ha desaparecido.

Hoy debo ir al colegio, por más que no tenga ganas debo hacerlo, tal vez eso despeje mi mente y me divierta un poco o por lo menos distraerme.

Bajo las escaleras y me encuentro con mis padres, mamá me sirve y deja un casto beso en mi cabeza, el acto se me hace tierno pero no digo nada al respecto, me limito a sonreírle a ambos, papá me observa y extiende su mano hasta llegar a la mía —Te Quiero—. Me informa el hombre. —Tambien te quiero, los quiero a ambos.

No tengo idea en qué me iré, siempre voy con Simón pero no sé si está esperando, tal vez ya se ha ido, ni entiendo porque no me ha buscado, de alguna forma necesito de el, necesito que me diga algo o que solo me escuche, necesito que me abrace, aunque no se si pueda tolerarlo.

Todas mis dudas desaparecen en cuanto veo a castaño esperando al lado de su motocicleta, estamos a dos metros de distancia, solo nos quedamos quietos observandonos.

El castaño abre levemente los labios para hablar. —A-ah, yo... No sabía si te irías o si te... Bueno yo te espere p-por  si quieres...

—Si, gracias—. Lo interrumpo para que deje de tartamudear, estoy igual de nerviosa que el.

Me alcanza el casco, lo tomo y me lo coloco, siempre tengo problemas al asegurarlo por esa razón es el quien lo hace, pero ésta vez no. Tragó todas mis palabras cuando se acerca y me ayuda; nuestros ojos se encuentran, su hermosos ojos color caramelo, tienen una pizca de gris que los vuelve hermosos, contemplo sus hermosas facciones.

Sin previo aviso pega sus labios a los mios, de alguna forma me siento bien, extrañaba esa sensación, sus cálidos labios se mueven tomando los míos, el beso es lento y tierno; luego de un momento nos separamos, pega su frente a la mía, una lágrima desciende de sus hermosos ojos captando toda mi atención.

—Lo siento Mad... siento haberte dejado sola, to-todo esto es culpa mía...

—Shiii... No quiero hablar de eso—. Susurro.

Asiente con la cabeza y me dirige hacia la motocicleta, ambos subimos en ella para ir rumbo al colegio; siempre me abrazo a él, pero no quiero hacerlo por lo cual coloco mi mochila entre ambos. El beso ha sido demasiado, la inseguridad aún permanece en mi.

Mi primer clase ha concluido, me dirijo hacia la cafetería, me pido un jugo de naranja y voy en dirección a los chicos. Mi bajo vientre me duele, ésta mañana me ha venido mi periodo, por lo cual me siento incómoda y cansada.


No escucho nada de lo que dicen, estoy sumergida en mis pensamientos, ¿Ya dije que me siento cansada?. Es algo extraño para mi el estar callada, el no reír, pero no tengo ganas de nada, me siento mal por los chicos, se que ellos se sienten culpables pero en realidad no tienen la culpa de nada, sobre todo Simón, fuí yo quien le pidió que se fuera.

Tu eres la culpable—. Me recuerda mi subconsciente. Tiene razón, yo soy la única culpable.

—¿Estás bien?—. Preguntan los tres al unísono, me observan con preocupación.

—S-si... Estoy bien—. Respondo pérdida.

—Maddy, estás llorando—. Me informa, Sarah.
Frunso el ceño con confusión.

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