Capítulo 2

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El fin de semana transcurre bastante bien, todo se resume en tareas, y trabajo en el taller de artes plásticas e ir de compras para los materiales que necesitamos.

—Estas hermosa cariño— .dice mi madre. 

  — ¡Oh sí que lo estás amiga!—. Añade Sarah.

Hoy hemos venido a la prueba de mi vestido, aún faltan muchas cosas por hacerle pero aún así ya me encanta, he escogido un color verde esmeralda, es mi color favorito, el diseño es sencillo, tiene una caída suave y un descarado escote en la espalda donde  estará trenzado como un corsets, bueno al menos así está en mi imaginación.

— Iré a cambiarme—. le digo a mi madre. Y Sarah se viene detrás de mi.

Cuando salimos de la casa modista, Sarah y yo nos vamos al centro comercial para comprar nuestros tacones, yo insistí en pagar los de Sarah, pero como es de su costumbre no me lo aceptó. Las dos optamos por el color dorado.Estamos en el patio de comidas cuando vemos a Simón y su amigo, el novio de Sarah.

  — Hola chicas.—dicen los dos al unísono.

— Hola, ¿Que hacen por aquí?—. Pregunto y ambos se miran un tanto nervioso, lo sé porque Simón se muerde el labio. 

  — Pues yo he venido a llevar a mi novia al cine—. Dice Christian, y luego de una pausa añade— para dejarte a solas con Simón que tiene algo muy importante que decirte.

— ¿QUÉ?—. es lo único que consigo decir.  

  — Buena suerte amigo—.Dice Christian y yo miro a Sarah en busca de ayuda pero ella solo se limita a sonreirme.

El toma asiento en frente mío, mientras Chris y Sarah se alejan por el pasillo, no tengo idea de que trata todo esto pero estoy muy nerviosa y ansiosa por averiguarlo.

Simón y yo nos quedamos en silencio durante cinco minutos, y luego agarra aire para pronunciar algo que me deja perpleja.

—Maddy tu me gustas y quiero que vayas conmigo al baile.— Suelta. Quedó estupefacta ante sus palabras.

—Espera espera espera—.digo rapidamente. Y luego añado — ¿Yo te gusto? ¿Desde cuándo? Y ¿Por qué no me dijiste nada?.

  — ¿Estás enfadada?—. Pregunta con el entrecejo levemente fruncido.

— ¿Qué? No... Solo estoy sorprendida—. Lo interrumpo — Es solo que has venido aquí y me lo has soltado todo en un segundo luego de haberte quedado cinco minutos en silencio—. Lo acusó, pero todas las palabras me salen de prisa. El pestañea un par de veces.

— Si lo sé, pero ya no podía seguir ocultandolo, lo he callado mucho tiempo, de hecho creo que te he querido desde que tengo uso de razón, pero me he confundido con la amistad que hemos tenido desde siempre y no quería estropearlo todo.

Me quedo boquiabierta con su confesión, no se realmente que decir y es como si me hubiesen quitado el habla, porque no puedo articular palabra alguna, también he querido a este chico y nada me haría más feliz, creí que siempre seríamos amigos, pero no se puede evitar lo inevitable, no sé muy bien como seran las cosas si le digo que yo también he sentido lo mismo, tengo mucho miedo de que esto termine mal, pero sería una completa idiota si no me arriezgo.

—Maddy, ¿Me has oído? —la voz de Simón me saca de mis pensamientos.

— Si, te he escuchado... Y no sé muy bien que decir.

— ¡Oh Dios! Lo siento Maddy, no quería que esto arruinara nuestra amistad. — Se apresura a decir.

— ¡No!, Espera... no es lo que piensas, sé muy bien como te sientes, porque es lo mismo que he sentido yo durante tanto tiempo y no sabía si decírtelo porque tenía miedo .

—¿Lo dices en serio, Maddy?

— Si, muy en serio.

Una sonrisa se le dibuja en sus rosados labios.

— ¿Entonces que dices... Aceptas?

— Sí —digo casi interrumpiendolo.

— ¿En serio? Pero si quieres ir conmigo o si quieres ser mi novia?.

— ¡Sí, si a ambas!— digo casi gritando

— No sabes lo feliz que me hace esto, yo sé que es repentino, pero me gustas y te quiero, no podía seguir ocultandolo.

—Creeme que te entiendo, solo quiero pedirte algo.

—Por supuesto, lo que tú quieras.

—Vamos lento.

—No tengo prisa—. Responde, con una sonrisa en los labios.

No me lo creo, de verdad, pero no puedo negar que me siento feliz, saber que el ha sentido lo mismo y no solo yo, me encanta.

Extiende su mano por encima de la mesa hasta alcanzar la mía, su tacto es cálido, eleva mi mano con la suya en dirección hacia sus labios, acto seguido deja un beso en ellas.

Siento un objeto en mis manos, al abrirla veo de qué se trata; es una pulsera con dijes, tiene una mariposa, una nota musical y una media luna.

Una sonrisa se extiende en mi rostro ante tal regalo, recuerdos se hacen presentes en mi memoria, cuando éramos unos niños y perseguimos mariposas, el quería capturarlas mientras que yo solo quería admirarlas; me moleste con el porque eso era algo cruel.

Cuando teníamos doce años el fue él primero en escucharme cantar, él tocaba la guitarra horrible.

La luna, fue cuando tenía quince y el dieciseis, una semana antes de la muerte de su padre, nos recostamos en el techo de su casa, observando el cielo, contemplando todo su esplendor. Ahí me di cuenta de que me gustaba, por lo cual me arrepentí de haberle dado mi primer beso a mi compañero del instituto el día anterior.

Pero todo eso deja de importar cuando sabes que ya tienes una oportunidad y decides no desaprovecharla de ninguna manera, sabes que te vas a esforzar.

Porque por fin estás al lado de la persona que has querido en secreto. Por más que lo hayas tenido antes, nada se compara con saber que ahora sí está a tu lado y poder decir, "estamos juntos".

Siempre estuvimos juntos, pero ahora sabemos que el sentimiento es mutuo, y mucho más fuerte de lo que pensamos.

¿POR QUÉ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora