Capítulo 7

13 5 0
                                    

Por fin termino todas mis tareas pendientes para el día de mañana, ordeno muy pulcramente y lo guardo en mi mochila. Agarro mi cesta de ropa limpia y empiezo a doblarla pacientemente. Escucho un pequeño golpe en mi ventana de cristal el cual me hace dar un pequeño brinco, me asomo para ver qué ha sido y veo la silueta de Simón, quien está parado junto a mi jardín, no puedo evitar sonreír al tan solo verlo.

—¿Por qué lanzas piedritas a mi ventana?. Si la rompes tendrás que pagarla-. Digo soltando una risita, Simón me mira y hace una gesto de inocencia, ambos nos reímos como idiotas.

—Queria verte—.Se defiende, tiene una sonrisa sin despegar los labios.

—Pues, por si no lo sabías, tengo puerta y un timbre—.Le recuerdo con ironía.

—Lo se, pero creo que sería divertido subir por tu ventana—. Dice mientras se encoje de hombros.

—¡¿Que, acaso estás loco?!—.digo con el ceño fruncido, aunque no puedo evitar reírme ante su idea poco astuta.

—Bueno, he visto que tú madre ha salido, así que lo haré.

Y sin más que decir, Simón sube por nuestro cerco de madera que está adornado con lianas ornamentales, ésta idea se me hace muy graciosa, pero no puedo negar que me encanta que lo haga, así como tampoco puedo evitar que me encanta que sienta la necesidad de verme y tenerme cerca.

—Estas loco, en serio—. Acuso al castaño.

—Ve lo que causas Mad—. Simón se acerca lentamente hacia mi.

Me mira de una manera diferente, pero me gusta, me eriza la piel al instante solo de sentirlo tan cerca, me mira directamente a los ojos, coloca un mechón rebelde detrás de la oreja, recorre mi rostro con sus dedos, pega sus labios con los míos mientras su mano baja hasta que toma mi mano, con la otra me sujeta de la nuca, siento sus labios tibios, son tan suaves y divinos, tienen un sabor inigualable podría jurar que hasta dulces, caminamos lentamente hasta que mis piernas chocan con el extremo de la cama, ambos caemos muy lentamente en ella sin dejar de besarnos.

—Eres tan hermosa Madd—. Me susurra Simón mientras me besa separándose solo lo suficiente como para decirlo.

—Me encantas—.Le respondo sin dejar esa conexión que estamos sintiendo en este momento.

Me estoy dejando llevar, lo sé, pero su boca se ha convertido en uno de mis lugares favoritos, me empieza a dar un cosquilleo en el estómago, no quiero llegar demasiado lejos, aún no estoy lista, Simón ya ha experimentado con otras chica a diferencia de mi y eso me deja atrás en experiencia.

—Simón, espera—. Digo intentado que abra los ojos y me mire.

—¿Qué pasa madd?—. Me mira con sus hermosos ojos color caramelo, su voz es suave, está intentando que no me sienta avergonzada, lo sé.

—Aun no estoy lista para correr—. Sé que es tonto decirlo de esta forma, pero ya lo dije—. ¿Entiendes a lo que me refiero, verdad?

Simón me observa con una mirada tierna y fija en mis ojos, me acaricia la mejilla y los labios, suspira antes de responder.

—Madd, no lo haremos en tu casa, además aún no estás lista—. Anuncia el castaño.

—¿Que tiene de malo mi casa?—. Exijo saber.

—No digo que tenga nada de malo...es solo que cuando estés segura para correr, tiene que ser especial—. Explica con mucha ternura.

—Lo se, pero es que yo no tengo experiencia y tú sí... Y no se, tal vez tú lo extrañes ¿Lo hacías seguido?—. Balbuceo un poco avergonzada.

¿POR QUÉ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora