Capítulo 18

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Lucas.

Escucho el timbre y ruego porque no sea ella, no es buena idea que venga aquí, no quiero que ellos la vean, se que empezarán a hacer preguntas, acelero el paso y llego hasta la puerta.

Abro un pequeño espacio para que solo salga mi cabeza y parte de mi torso, mis súplicas fueron inútiles, si es ella, creo que fue mala idea decirle que vivía en frente.

—Madison ¿que haces aquí?—. Pregunto un poco molesto. Bueno en realidad no es molestia es preocupación.

—bueno, la curiosidad me ha ganado, así que decidí venir... —. Se excusa la ojiazul

—Te dije que te vería a las 7:30

—¿Acaso te molesta?—. Pregunta con confusión.

Se que estoy siendo un idiota, pero solo trato de protegerla.

—Madison, nos vemos más tarde ¿Si?—. Hablo con un tono suave para que dejemos esto de una vez.

—No, olvídalo, no iré contigo a ninguna parte.— me informa, su entrecejo está fruncido.

— No, Madison, no quería que...

Trato de explicarle pero me interrumpe.

—No digas más, no somos amigos, Lucas. Adiós.

No trato de detenerla, hablaré con ella, le pediré disculpas por mi actitud; pero no en este momento, no aquí.

Veo como se aleja en dirección a su casa, después de esto, me costará mucho que vuelva a hablarme, pero estoy decidido a que lo haga, me parece una chica muy linda, demasiado y no solo visualmente, sino también como persona y eso que solo la he visto dos veces.

El día en que vi a ,Madison por primera vez fue cuando salía de casa, estaba de camino a una academia de música para inscribirme en clase de piano, tenía que hacer algo mientras me decidía en acortar o no mi asquerosa vida.

Me llamó mucho la atención la forma en la que corría y su madre la llamaba pero ella simplemente la ignoró.

La curiosidad me ganó, por lo cual decidí hacer a un lado mi idea original. Subí en mi bicicleta y di lentos pedaleos en lo que seguía a la chica, ella corría a toda velocidad sin siquiera detenerse, —debe de ser atleta—. Pensé—. Simplemente corría sin rumbo o eso era lo que yo pensaba, luego de un momento dejo de correr, se agarraba la cabeza con frustración, al parecer estaba llorando, quise acercarme y preguntarle qué le ocurria, pero sería muy mal visto que le dijera. — Oye, te vine siguiendo y vi que estabas llorando, ¿Te pasó algo?.

Solo me dediqué a observarla mientras recobraba el aliento, algo que me llamó la atención fue que estábamos vestido de la misma forma, una sudadera de canguro, jeans azules y zapatillas, salvo que sus zapatillas eran blancas y su sudadera color negra.

Luego de un momento volvió a correr, esta vez se fue a un lugar mucho más alejado, sabía a donde llevaba esta calle, era un pequeño puente, se convirtió en mi favorito cuando llegue a esta ciudad. Me detuve y observé cómo ella caminaba lentamente hacia la baranda que estaba echa de cemento, su mirada era perdida en la nada.

Apoyé bicicleta en la esquina del lado opuesto del que ella estaba. Desde que salí de casa no he visto su rostro con detenimiento, solo puedo decir que su cabello es hermosa y perfectamente castaño, le llega por debajo de los hombros.

¿POR QUÉ?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora