Capítulo 10

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Madison

El principio del ¿POR QUÉ?

¿Por qué se estaban besando?, ¿Acaso solo fui un juego para el?, Me dijo que no pasaba nada entre ellos, pero por más que quiera creerle he visto claramente, quiero despejar mi mente y estar calmada para poder hablar con él mañana, siento una punzada en el pecho, en el fondo sentía que tal vez ella fue especial, pero no quise aceptarlo.

Camino una dos cuadras, mientras lágrimas descienden por mis mejillas, voy a pasos cortos, no tengo ni idea de qué hora es, he dejado el móvil en el bolso de Sarah, me da un poco de calosfrios y me frotó los brazos, ésta parte de la calle no tiene luz, trato de caminar más deprisa, por qué para ser sincera me da un poco de miedo.

Y sin darme cuenta...

Siento un fuerte golpe al lado derecho de la cabeza el cual me aturde los sentidos al instante, siento como se me nubla la vista—¿Qué... Que está pasando?, ¿Que fue eso?— Susurro.

Divisé una silueta que estaba observando lo que me ocurría—¿Quien... Eres?— pregunté incrédula, pero no tuve respuesta alguna por su parte, los párpados me pasaban mi visión era más borrosa cada segundo, pestañee varias veces para evitar perder la conciencia pero no pude más, mi cuerpo se desvaneció en el suelo.

Siento como soy arrastrada hasta la oscuridad entre unos árboles, quiero gritar ayuda, pero el dolor en la cabeza no me lo permite.

Unas manos hacen presión en mi boca, haciendo que entre en paranoia, entonces me doy cuenta de lo que viene a continuación.

—¡No, por favor!... ¡No!, ¡No!... ¡Noo! ¡Basta!...— Suplico entre sollozos, pero es demás, mis súplicas son ahogadas por las pesadas manos de aquella persona, no logro distinguir cuantos son; porque mientras presionan mi boca para evitar que emita sonido... Otras asquerosas manos ascienden y descienden por todo mi diminuto cuerpo.

Aquella persona se sienta a horcajadas sobre mi, de inmediato me invade la impotencia, gruesas lágrimas salen de mis ojos, ¡Dios! Pido que no lo hagan, pero es inútil no se detiene, y es justo en este momento que ya no hay vuelta atrás.

Baja mis leggins junto con mis bragas de un solo tirón.

Un dolor y asco invaden mi cuerpo cuando lo siento dentro de mi, ¡grito, por Dios que grito!, pero son ahogados por las manos sobre mi, puedo escuchar asqueada como gime mientras que yo solo siento asco y desdicha. ¿Por qué? Me cuestiono a mi misma, cuando en realidad no es culpa mía o ¿Si?

¿Cuando va terminar esto?, ¿Por qué me lastiman?, No para...¡Dios, ayudame! Pido con todas mis fuerzas, mientras que el desgraciado que tengo encima se mueve sin piedad, sus manos entran en mi vestido, tocando mis pechos, se acerca a mi cuello y empieza a lamer de este, ¡Que asco! Asco es lo que siento. Pero lo que dice a continuación me deja helada y marcada por siempre.

—Eres hermosa, Madison—. Automáticamente su voz queda grabada por siempre en mi memoria.

—¡No!...¿Quien eres?, ¿Por qué me haces esto?... !¿Por qué?!... ¡No!... ¡Por favor para!.... ¡Basta!, ¡Ya basta!—grito, lloriqueo y pataleo con todas mis fuerzas, pero es inútil, demasiado inútil. Solo consigo que duela más.

No se cuantos minutos han pasado, solo se que fueron los suficientes para destrozarme.

Entonces un rayo de luz me da esperanzas de que por fin este infierno acabará.

—¡Madison!— Grita Simón.

Al oír esto, aquel hombre sale de mi, se acerca una vez más a mi oído y susurra— Nos vemos luego, Madison—  las manos me sueltan al instante dejándome tirada en el suelo mientras ellos corren, llevándose parte de mi vida, parte de mi inocencia, robaron algo que no les pertenecía...algo que no puede ser devuelto.

Unos faroles alumbran hasta donde estoy, escucho voces familiares, pero llegaron demasiado tarde... Ahora solo quiero cerrar los ojos y no despertar jamás.


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