Sorim.
— Ya lo decidí.
Yunho y yo nos miramos sin entender a que se refería Mingi.
— Australia es lindo.
Bufo y dejo mi cabeza reposar sobre la mesa de la cafetería.
— ¿En serio te irás con esa chica? —le pregunto.
— Bueno, ella ya se fue. Yo he esperado la respuesta de la universidad para hacer mi transferencia... Y adivinen qué.
— ¿Qué?
— ¡Me aceptaron! —Mingi exclamó levantando ambos brazos como un ganador, mientras Yunho lo felicitaba.
Ver a uno de mis amigos feliz era genial, pero la razón de su felicidad... no la veía de la misma forma que él.
Su móvil sonó y tomó la llamada de inmediato, cuando colgó, agarró su bolso apurado y se despidió diciendo que se debía ir a la oficina de la universidad por unos papeles.
— ¿Te ocurre algo? —me pregunta Yunho.
— ¿Está bien si solo se va porque esa chica lo hace? No comprendo.
Jeong ríe suavemente y endereza su posición sobre la silla.
— Cuando alguien se enamora solo le importa estar con esa persona. Y bueno, si las cosas no resultan, eso lo verá él. Es parte de la vida, Sorim.
Yunho revisa su celular y sus ojos se abren mas de lo normal al ver la pantalla.
— ¿Qué ocurre?
— Tengo reunión con el consejo estudiantil, se me hace tarde —dijo mientras tomaba sus cosas— ¡Adiós!
— Que bueno que no estoy en ese tipo de cosas —murmuro para mí luego de que veo a Jeong corriendo por fuera de la cafetería.
Siendo la última en quedar, decido irme y llegar temprano a la clase. Claramente el salón estaba vacío, por lo que decidí dormir hasta que fuera la hora.
Pero fue imposible, así que escuché música. Cuando comenzó, ya me aburrí, eso estimulaba mi sueño, ahora quería dormir pero era imposible.
Era un día aburrido y monótono, todos los días hacia lo mismo, estudiar, luego estaba en casa y dormía. Exactamente todos los días, nunca ocurría algo nuevo.
Me sentía como un personaje secundario, siento que hago algo y a la vez nada. Y ha sido así siempre. ¿Estoy destinada a vivir una vida aburrida?— ¿San?
El chico nombrado gira al escuchar que lo llamaba. Se encuentra afuera de casa.
— Oh, hola —me saluda con cierta incomodidad—. Sabes, Byeol se perdió... bueno, no está en casa y me preguntaba si...
— ¿Si está acá? —el asintió— Bien, pasa.
Ambos ingresamos y comenzamos a buscar a la gata por todos lados.
— Bajo el sofá no estaba, en la cocina tampoco.
— Iré a mi habitación, busca en el baño.
Caminé hacia mi dormitorio, abrí la puerta que estaba mal cerrada y la encontré ahí, en el suelo jugando con unos cordones de unas zapatillas viejas, que tierna.
Ella se da cuenta de que estaba aquí y deja de jugar, camina hacia mí y la tomo en mis brazos para ir donde San.
Salgo por la puerta y mi frente choca con algo que inmediatamente me hace perder un poco el equilibrio, pero mantenía a Byeol protegida.
